Aunque México, Egipto e Israel poseen una impresionante riqueza arqueológica, sus gobiernos han implementado diferentes medidas para protegerla y formar expertos en su preservación, unas con mayor éxito que otra
El patrimonio es el legado cultural que recibimos del pasado, que vivimos en el presente y que transmitiremos a las generaciones futuras. […] Sin embargo, no se limita a monumentos y colecciones de objetos. Comprende también expresiones vivas heredadas de nuestros antepasados, como tradiciones orales, artes del espectáculo, usos sociales, rituales, actos festivos, conocimientos y prácticas relativos a la naturaleza y el universo, y saberes y técnicas vinculados a la artesanía tradicional. Pese a su fragilidad, el patrimonio cultural inmaterial o patrimonio vivo es un importante factor del mantenimiento de la diversidad cultural.
De esta manera el patrimonio cultural de cada país debe ser considerado como fuente de potencial para transmitir y fortalecer su identidad cultural. A través del patrimonio cultural se deben promover programas de educación “para enriquecer el capital social y conformar un sentido de pertenencia, individual y colectivo que ayuda a mantener la cohesión social y territorial”. Asimismo, la UNESCO reconoce que existen dos tipos de patrimonio, que a su vez pueden presentar subdivisiones. En primer lugar, se encuentra el patrimonio natural, que contiene las reservas de la biósfera, los paisajes naturales, los monumentos naturales y parques nacionales. Mientras que el patrimonio cultural se puede dividir en material e inmaterial. El material o tangible corresponde a los muebles –obras de arte, bienes histórico-artísticos, patrimonio bibliográfico y documental, y colecciones científicas– e inmuebles –jardines históricos, paisajes culturales, monumentos, conjuntos históricos, sitios históricos, zonas arqueológicas y patrimonio industrial–. Finalmente, el patrimonio inmaterial corresponde a las tradiciones, artes del espectáculo, fiestas y rituales, conocimientos, técnicas y prácticas sobre el medio natural, así como el patrimonio oral.
Su apasionante historia, sus construcciones monumentales y los diversos relatos en fuentes históricas primarias y secundarias han dado pie a búsquedas incansables con un sano interés por el conocimiento, pero también han despertado la ambición por hacer grandes descubrimientos y por poseer los objetos. Tan es así que muchos museos europeos exhiben piezas arqueológicas que pertenecieron a colecciones particulares, otras tantas que no se sabe cómo llegaron hasta sus bóvedas y algunas que a pesar de contar con documentación legal han provocado discusiones sobre la repatriación, en especial en Egipto (por ejemplo, el caso del busto de Nefertiti y la piedra de Rosetta) y en México (la disputa por el penacho de Moctezuma con el gobierno austriaco). Por otro lado, es importante reconocer la gran labor de los gobiernos por recuperar piezas invaluables que se subastan a través de páginas de internet.
Tanto el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de México como el Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto –desde 2011 llamado Ministerio de Antigüedades– y la Autoridad de Antigüedades de Israel (AAI) son entidades que tienen la misión de salvaguardar el patrimonio cultural de sus respectivos países y buscan, en la medida de sus posibilidades, cumplir con la finalidad por y para la cual fueron creadas. Lo anterior no quiere decir que sean perfectas o que no hayan atravesado o estén atravesando situaciones complicadas como consecuencia de problemas presupuestales, de decisiones administrativas o de la ideología en el poder. Las tres son entidades gubernamentales y como tales están sujetas al presupuesto designado anualmente para cumplir con sus objetivos de salvamento, excavación, análisis de materiales, publicaciones, conservación, mantenimiento e investigación. Para cumplir con sus objetivos, las tres instancias se han preocupado por la formación de sus especialistas en universidades públicas con una fuerte carga académica de su propia historia. La Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), la Cairo University (CU) y el Ministry of Education de Israel (MEI) son los responsables de la preparación tanto teórica como práctica de sus propios arqueólogos. Las tres instituciones buscan una formación nacionalista con la finalidad de que sus egresados den todo su potencial en sus propios países.