Esta extraña visión ha dejado perplejos a los visitantes desde su descubrimiento, y ha dado lugar a historias de gigantes que han equilibrado la roca en su posición.
Después de toda una vida observando cómo se comportan los objetos en nuestro planeta, y su relación con la gravedad, nuestros cerebros son muy buenos para estimar la física de estos dependiendo de las diferentes variables. Por ejemplo, podemos predecir con cierta precisión cómo caerá un balón o una pluma, dependiendo de su altura y de otros factores como el viento.
Así que cuando vemos algo que no encaja con la realidad, o por lo menos con lo que esperamos, nuestro cerebro manda una alarma de que algo no está bien. Esto es lo que suele suceder cuando vemos, por ejemplo, rocas en equilibrio, que, con sus posiciones «imposibles», parecen desafiar las leyes de la física.
Una de estas es la roca gigante conocida localmente como Kummakivi, la «piedra extraña», que se encuentra en Ruokolahti, al sureste de Finlandia. Lo que hace tan interesante la peculiar ubicación de la gigantesca roca es que, a pesar de su enorme tamaño y peso gigantesco, parece como si estuviese flotando en el aire, en un equilibrio aparentemente sobrenatural.
La formación geológica es aún más extraordinaria si se considera que lleva así en perfecto equilibrio sobre otra roca durante 11.000 años.
¿Cómo llegó entonces la roca a esa posición?
Si no fueron los gigantes ni los humanos, la verdadera pregunta que todos se han hecho es: ¿cómo llegó Kummakivi al lugar y estar en prefecto balance? Ahí es donde entra la ciencia que ofrece una explicación más realista: los glaciares. Geólogos creen que los glaciares –capaces de arrastrar una roca tan pesada– la dejaron atrás al retroceder hacia el norte hace más de 8.000 años. El poder de los glaciares supera incluso a los gigantes.