La pandemia del coronavirus, sin duda, puso a prueba nuestras debilidades; la enfermedad de Miguel y el tratamiento al que fue sometido puso a prueba los conocimientos médicos, su muerte nos dejó muchas dudas sobre las secuelas y consecuencias del COVID-19, enfermedad infecciosa causada por el virus SARS-CoV-2, pues él la había padecido. Según lo declaró Roberto Bernal Gómez, secretario de Salud de Coahuila, de los casi 200 mil casos de coronavirus registrados en la entidad, “de un 20 a un 40 por ciento de pacientes tiene secuelas, desde alguna afectación mental, se llama pereza mental, niebla mental, hasta repercusiones más importantes; se han reportado afectaciones cardiacas, en el sistema inmunológico, renales, intestinales y en los pulmones. Algunas serán reversibles, otras no”; ¿serán temporales o definitivas? Si el virus SARS-CoV-2 fue producto de una alteración genética, como lo han sostenido algunos en los medios de comunicación, es muy preocupante, porque alterar un gen tiene importantes consecuencias para la regulación de genes.
Como sostiene Siddhartha Mukherjee, profesor de medicina en la Universidad de Columbia y oncólogo en su hospital universitario, en su libro El gen. Una historia personal: “Muchas enfermedades humanas -incluidas varias que antes se creía estaban relacionadas con la dieta, la exposición, el ambiente y el azar- son, en cierta parte, consecuencia de ciertas influencias genéticas o son causadas por genes”. Los diferentes estudios que Miguel se hizo no arrojaron luz desde el principio sobre su enfermedad. Dijeron que su sistema inmunológico se debilitó a consecuencia de las secuelas del coronavirus. Si esto es cierto, estoy cada vez más convencido de que las instituciones de salud en el mundo, deben de investigar a fondo las secuelas del COVID-19. ¿Cuántos han muerto por las secuelas de la pandemia?, ¿cuántos de los contagiados padecen de enfermedades producto del virus SARS-CoV-2?
Hoy, la comunidad de la Universidad Autónoma de Coahuila está consternada, de luto por la partida de uno de sus funcionarios, nuestro compañero, amigo, padre, hijo y maestro. Sus padres doña Francisca y don Ricardo, su hija Ángela, sus hermanas Patricia y Elizabeth y sus hermanos Ricardo y Jorge Mario, y su familia y amigos recibieron nuestro sentido pésame por su pérdida y nuestra absoluta solidaridad.
Su partida fue prematura e inesperada, a los 49 años, todavía días antes compartimos reuniones y temas pensando en el futuro, planeando los pendientes que teníamos que sacar adelante. Pero qué cosas más raras y crueles puede hacer el destino, con qué facilidad puede cambiarnos la vida en un momento. Con qué rapidez nos ha privado de la presencia de un ser valioso, querido y apreciado. Fue estudiante, docente y director del Ateneo Fuente, coordinador de la Unidad Saltillo y secretario general de la UAdeC. Miguel fue un gran amigo y gran colaborador, un apoyo fundamental e impulsor de las reformas que hemos llevado a cabo en los últimos años.
De Miguel Ángel Rodríguez Calderón sólo guardo gratos recuerdos, vividos en largas jornadas de trabajo, en ensayos previos a las reuniones del Consejo Universitario, en reuniones formales con funcionarios, docentes y estudiantes, en situaciones problemáticas y en éxitos obtenidos en estos años, en los que siempre conté con su lealtad personal, su institucionalidad con la universidad, y su compromiso por buscar juntos lo mejor para nuestra casa de estudios.
Miguel era de trato respetuoso, amable y siempre dispuesto para construir los acuerdos necesarios para la buena marcha de la universidad. Siempre con una actitud colaborativa, de trabajo en equipo. Cuidaba todos los detalles, sobre todo de las sesiones del Consejo Universitario y de las reuniones de las comisiones del propio órgano máximo de gobierno universitario. Hasta el traje y la corbata que usábamos en las sesiones del Consejo Universitario, cuidaba.
Su despedida ha sido muy dura, era una gran persona. Alguien muy querido por quienes integramos la comunidad universitaria, que nos deja un gran vacío en el alma y en el corazón. Como amigos siempre lo recordaremos con la gran sonrisa que lo caracterizaba. Un universitario orgulloso en todo momento de ser danés del Ateneo Fuente y lobo de la Autónoma de Coahuila. Que descanse en paz, nuestro gran amigo.