Nuestra piel ha desarrollado una serie de barreras naturales que la ayudan a mantenerse sana. Por eso, lo ideal es encontrar un equilibrio entre la higiene y el cuidado de nuestra dermis.
La gran mayoría de las personas que habitan la sociedad occidental se duchan de una forma casi automática, como una rutina para despejarse por las mañanas y para empezar el día con buen pie. Pero rara vez nos preguntamos si lo estamos haciendo correctamente. Por ese motivo, la Organización Mundial de la Salud nos aclara las dudas y nos explica cuál es la forma adecuada de ducharnos:
¿Cuánto tiempo debe durar la ducha?
Una de las principales preocupaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) es el uso sostenible y responsable de los recursos naturales y energéticos. Por eso, la primera recomendación del organismo es que la ducha debe limitarse a unos 5 minutos como máximo, de forma que no se desperdicie más agua y electricidad de la necesaria.
En total, una ducha no debe exceder los 95 litros de agua. Y no solo porque excederse sea malo para el medio ambiente y para nuestro bolsillo, sino también porque no es nada recomendable para la salud de nuestra piel, que se resecará y se alterará su acidez natural, favoreciendo el picor y la dermatitis. Y es que, nuestra piel libera una serie de aceites y sudor que la ayudan a mantenerse sana, por eso lo ideal es encontrar un equilibrio entre la higiene y el cuidado de nuestra dermis.
En cuanto a la frecuencia de las duchas, lo ideal -según la OMS- es limitarse a una ducha al día… aunque existen excepciones. Por ejemplo, si acabamos de salir del gimnasio, si hace mucho calor o si hemos realizado una actividad física muy intensa, podemos hacer una segunda ducha diaria… eso sí, siempre que sea de forma excepcional.
¿Qué jabón usar?
Cuando nos veamos ante la tesitura de elegir un jabón entre la infinidad de opciones que se nos presentan en las baldas de los supermercados, lo mejor que podemos hacer es optar por aquellos jabones neutros y sin perfume, que son aquellos con un pH similar al de la piel y que son -por tanto- mucho menos agresivos.
Este tipo de jabón no contiene colorantes, perfumes, ni otros componentes que habitualmente encontramos en los jabones de tipo industrial. Y es que, debemos ser cuidadosos con aquellos productos que tengan un impacto negativo en las barreras protectoras de nuestra piel, porque al final del día, son uno de los mecanismos que tiene nuestro cuerpo para protegerse de los gérmenes. Es de resaltar también es que el jabón neutro sirve para todo tipo de pieles y para todo tipo de cabellos.
Otra cosa a la que tenemos que prestar atención es a las marcas que anuncian sus productos como neutros… pero que en realidad no lo son. Una buena forma de identificarlos es a través del color: los jabones neutros se mueven entre el color blanco y el beige. Por lo que, si presentan otras tonalidades, lo más seguro es que se les haya añadido un componente distinto, bien sea artesanal o industrial.