La excanciller no se ha retirado para cuidar de su huerto, sino que se dedica a trabajar en su despacho, escribir sus memorias y seguir atenta a las crisis en Israel o Rusia
Después de 16 años liderando Alemania y en buena medida Europa, Angela Merkel (69 años) hizo mutis por el foro y desapareció de la vida pública, como ella misma había adelantado. Sigue viviendo en el mismo apartamento de Berlín, frente al Museo de Pérgamo, aunque, al menos en los primeros meses, pasó más tiempo en la casita con huerto del distrito brandeburgués de Ucker, a media hora de la capital alemana.
Pero no, Merkel no se ha dedicado al cultivo de las coles, idea con la que coqueteaba cuando era canciller, y el huerto sigue más o menos igual de descuidado. Ahora se ocupa más de su salud y está más en forma. Ha confesado que ve series y películas, como ‘The Crown’ o ‘Babylon Berlin’. Camina escuchando audiolibros y viaja. En junio de 2022 cumplió con la promesa de visitar a los Obama en Washington y se hizo una foto con Barak en un museo. Sus rutinas, naturalmente, han cambiado. Ya no viste sus coloridos ‘blazer’ y ya no va arreglada a diario de peluquería ni maquillada. Se percibe en ella una cierta liberación al respecto.
Tampoco compra ya los viernes en el supermercado Edeka de la calle Friedrichstrasse, como solía hacer al salir de la Cancillería, pero baja personalmente a por los panecillos de desayuno a la panadería Wiener Brot, propiedad de Saarah Wiener, que en 2019 se presentó a las elecciones europeas como candidata independiente por Los Verdes austriacos y que, desde mucho antes, se dedica a la restauración y a la divulgación televisiva de cocina.
Sin descanso
Después del desayuno, Merkel suele ir a su despacho en Unter den Linden 71, desde el que rechaza cargos, membresías, invitaciones y solicitudes de entrevista. Ahora acude a su oficina a diario y pasa allí muchas horas porque está escribiendo a toda velocidad sus memorias, que la editorial Kiepenheuer & Witsch publicará en otoño, al mismo tiempo en Alemania y en EE.UU.
La excanciller trabaja bajo gran presión por los plazos de entrega, dicen en su entorno, junto con la que fue directora de su oficina y figurará como coautora del libro, Beate Baumann. La tercera pata del equipo de Merkel, apodado en círculos gubernamentales ‘girl camp’, era la asesora Eva Christiansen, que empezó una nueva vida profesional tras las últimas elecciones en la consultora de comunicación FGS Global.