Esta enfermedad se ha vuelto endémica en Florida, donde se ha concentrado casi la quinta parte de los casos de lepra notificados en el país en 2020.
El doctor Rajiv Nathoo llegó a realizar hasta seis biopsias a un paciente que presentaba sarpullidos desde las extremidades a la cara ya que en las revisiones anteriores no se le había podido dar un diagnóstico claro. El dermatólogo estadounidense reconoció que estaba ante un caso de lepra, pese a que el jardinero de 54 años no presentaba los factores de riesgo propios de esta infección.
«El paciente negó cualquier viaje nacional o extranjero, exposición a armadillos y un contacto prolongado con inmigrantes de países endémicos», señala Nathoo en una carta que ha publicado en Emerging Infectious Diseases, la revista de los Centros para el Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés). En ella también advierten que la lepra se ha vuelto endémica en el sureste de EEUU; en concreto, en el estado de Florida, donde se han concentrado casi la quinta parte de los casos notificados en el país en 2020, un total de 159.
Aumento a nivel global
La lepra, también conocida como enfermedad de Hansen, es causada por una bacteria conocida como Mycobacterium leprae. Sin embargo, en 2008 se descubrió que la infección también podría estar provocada por el bacilo Mycobacterium lepromatosis. «Esta última no es tan virulenta como la leprae», explica Rivas. «La infección afecta a la piel y a los nervios periféricos, pudiendo conducir a pronunciadas limitaciones funcionales».
Esta enfermedad se puede clasificar en tres tipos, en función de la respuesta celular y de los hallazgos en la evaluación clínica. En la denominada lepra tuberculoide aparecen pocas lesiones cutáneas, mientras que la lepromatosa —que es la que se ha diagnosticado al paciente de Florida— es más grave puesto que provoca una neuropatía periférica. «Hay una tercera, que recibe el nombre de lepra limítrofe, que combina las características de las dos anteriores», apunta Rivas.