Según las declaraciones de los altos mandos del FDI, los objetivos son claros: aislar y destruir la infraestructura militar de Hamás.
El pasado viernes 27 de octubre, la Franja de Gaza quedó incomunicada. El corte de las redes telefónicas marcó el inicio de la invasión terrestre de Israel por parte de sus Fuerzas de Defensa (FDI). En concreto, la intrusión se produjo desde dos puntos: la ciudad norteña de Beit Hanoun y la de Bureij, localizada en la zona centro de la Frana y en donde se localiza un campamento de refugiados palestinos.
Durante la noche del viernes se produjeron ataques aéreos y de artillería sobre la Franja, para facilitar la cobertura de las docenas de tanques y de vehículos blindados, con infantería y tropas de combate, que Israel introdujo en el terreno. Al contrario de las incursiones de las anteriores noches, los ataques fueron más prolongados y las huestes se establecieron en territorio gazatí
A pesar del paso al frente, no es la irrupción que Israel lleva anunciando desde hace semanas. Según las declaraciones de los altos mandos del FDI, los objetivos son claros: aislar y destruir la infraestructura militar de Hamás -siendo la red de túneles la principal prioridad-. Mientras que los propósitos son inamobibles, la estrategia llevada a cabo discrepa con la anunciada los días posteriores al atentado de Hamás. Una campaña que «llevará meses, tal vez un año» y pretende cercar a los terroristas dentro de la Franja.