Son ya muchos los años que he chambeado de la mano de las cámaras y asociaciones empresariales: como funcionaria federal, dirigente de mi gremio en el Colegio Nacional de Economistas, Legisladora Federal, Local y también como Presidenta Fundadora de Nación Incluyente, la asociación civil líder en el estudio del desarrollo económico inclusivo en México. En consecuencia, fui invitada a mi tercera campaña presidencial, la de Xóchitl Gálvez, como coordinadora de la política Mipymes y así volver a recorrer el país escuchando, pero sobre todo generando propuestas que pudieran impulsar este importante sector.
Desafortunadamente, hay poco entendimiento dentro de los partidos políticos y, por ende, de quienes nos gobiernan, de que la única obligación del Estado es otorgar las condiciones para que haya un ambiente de certeza y estado de derecho para hacer negocios, y que justamente son los empresarios, especialmente lo más pequeños, quienes mantienen la economía a flote de este país.
Por eso me dio mucho gusto la designación de Altagracia Gómez Sierra, una defensora del desarrollo sostenible y la innovación, como Coordinadora del Consejo Asesor Empresarial de la Dra. Claudia Sheinbaum. Reconozco con mucho respeto en ella su capacidad y trayectoria porque durante 90 días asistimos a los mismos foros y reuniones; cada una de nosotras defendiendo nuestra visión del país, pero gratamente con más coincidencias que diferencias.
Ahora bien, cuales considero que serán los desafíos económicos inmediatos que tendrá este Consejo:
1) Inflación. México ha experimentado fluctuaciones en sus tasas de inflación debido a factores internos y externos, como la volatilidad en los precios del petróleo y las tensiones comerciales globales. Es importante trabajar en políticas que estabilicen los precios y protejan el poder adquisitivo de los ciudadanos. Como economista de nueva generación no creo en el control de precios, pero sí en la autonomía de las decisiones del Banco de México, y considero que este Consejo de proteger al máximo su mandato.
2) Reactivación económica. Aunque México ha mostrado señales de recuperación, aún existen diversos sectores que necesitan apoyo para volver a niveles pre-pandémicos. Se deberán desarrollar estrategias para incentivar la inversión y la creación de empleos, aprovechar el nearshoring y apoyar la digitalización de los negocios.
3) Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). El 80% de nuestro comercio depende de nuestros socios del norte, y una de las cláusulas del TMEC establece que el 1º de julio de 2026 los países miembros deberán revisarlo de nuevo y confirmar por escrito si continúan o no. El Consejo deberá asegurarse que este instrumento sirva como palanca de desarrollo y que sí responda a las prioridades nacionales.
4) Transición energética. La transformación hacia una economía verde es ineludible, y México tiene el potencial de ser líder en energías renovables en América Latina. El consejo debe ser el más importante promotor de políticas que incentiven la inversión en energías limpias, la reducción de la huella de carbono y la adopción de prácticas empresariales sostenibles que serán fundamentales para nuestro futuro.
5) Educación. La única llave que rompe el círculo de la pobreza es la educación. Se deberá abogar por una mayor colaboración entre el sector empresarial y las instituciones educativas para alinear la formación académica con las necesidades del mercado laboral, retomar la formación en la empresa y el desarrollo de proveeduría local con énfasis en las capacidades regionales.
Estoy convencida que los resultados del Consejo dependerán de las políticas implementadas, de su capacidad de diálogo y del entendimiento de que la fórmula correcta siempre es y será la buena gobernanza: sociedad, gobierno y empresa. Desde mi pluma, les deseo éxito en esta encomienda.