Aunque no represente la ‘píldora mágica’ para el crecimiento del cerebro, las frutas son fuentes inagotables de nutrientes que ofrecen varios beneficios esenciales para el desarrollo y la función cerebral. Es combustible para nuestro órgano pensante. Para empezar, muchas frutas son ricas en antioxidantes, como la vitamina C y los flavonoides, que protegen a las neuronas del estrés oxidativo y la inflamación, que están relacionados con el deterioro cognitivo y las enfermedades neurodegenerativas. De la misma forma, también aportan vitaminas y minerales esenciales, como vitamina A, vitamina E, potasio y magnesio, que respaldan diversas funciones neurológicas, como la síntesis y señalización de neurotransmisores.
Por si esto fuera poco, las frutas tienen un alto contenido de azúcares naturales, lo que proporciona una fuente fácilmente disponible de glucosa, la principal fuente de energía para el cerebro. La glucosa es necesaria para mantener las funciones cognitivas y favorecer el crecimiento del cerebro. Es más: el cerebro necesita ese combustible de aproximadamente 5,6 mg de glucosa por cada 100 g de tejido cerebral por minuto para funcionar adecuadamente.