Ser el futuro vertedero de los coches de combustión o apostar por los eléctricos
Los países del denominado sur global —en vías de desarrollo— se enfrentan a una disyuntiva para los próximos años: seguir atrapados en su dependencia de los combustibles fósiles y convertirse en el futuro vertedero mundial de los coches de combustión o apostar decididamente por los vehículos eléctricos. Esa transición tiene un coste, pero también ofrece una gran oportunidad: una docena de países en vías de desarrollo —los más pujantes económicamente— podrían ahorrar unos 92.000 millones de euros al año con la electrificación del transporte, según un informe del grupo de investigación Carbon Tracker publicado este viernes, que tiene en cuenta variables como la reducción de importaciones de petróleo y la creación de infraestructuras e industrias para eléctricos.
La Unión Europea, Reino Unido, Canadá y siete estados de EE UU prevén prohibir los coches de combustión en 2035 (EE UU y Canadá permitirán los híbridos enchufables), una regulación —compartida por otros territorios— que supone un impulso a la cada vez más pujante industria del vehículo eléctrico, un elemento clave en la descarbonización del transporte. Sin embargo, los países en desarrollo no están tomando medidas similares y eso genera un riesgo: que la industria automovilística, situada en el norte, continúe vendiendo vehículos de combustión para exportarlos al sur muchos años después de que entren en vigor las prohibiciones en sus territorios.