Un estudio señala que el templo parisino, erigido en el siglo XII, es la primera catedral gótica donde el hierro se utilizó a gran escala como un material constructivo.
La catedral de Notre Dame de París fue devorada por las llamas hace ya casi cuatro años. Todavía estremecen las imágenes que capturaron el derrumbe de su famosa aguja, y todavía parece inverosímil la salvación del gallo de bronce que escondía algunas de las reliquias del templo, como la Santa Corona de Espinas. No reabrirá las puertas al público hasta finales de 2024, según las previsiones actuales. Sin embargo, los investigadores están aprovechando las oportunidades abiertas por la tragedia y el proceso de restauración para indagar en los secretos arquitectónicos del edificio accediendo a rincones inéditos.
Un nuevo estudio realizado por un equipo de científicos franceses ha confirmado que Notre Dame es la primera catedral conocida de estilo gótico en cuya construcción se empleó hierro desde un primer momento y en una cantidad abundante para entrelazar las piedras de su estructura. Los resultados se han publicado en la revista PLOS ONE.
El templo, construido a mediados del siglo XII, se convirtió en el edificio más alto jamás erigido hasta el momento, alcanzando los 32 metros de altura. Investigaciones anteriores habían sugerido que este hito fue posible gracias a la combinación de una serie de innovaciones arquitectónicas, como la inusual planta de cinco naves o las bóvedas de crucería, que permitieron aligerar la estructura y crear más espacios abiertos. Lo que solo se ha podido documentar gracias al devastador incendio de 2019 es que en Notre Dame se emplearon multitud de soldaduras y refuerzos de hierro para lograr su novedoso y singular aspecto.