En el ocaso del mandato de Andrés Manuel, México enfrenta la construcción de una autocracia y la destrucción de la democracia. Los contrapesos tradicionales se desvanecen mientras el poder se concentra en un solo hombre.
La demolición se acelera. El último mes, del gobierno de López Obrador, será el más intenso de su gobierno. Seremos testigos de cómo se construye una autocracia, y vemos ya cómo se destruye la democracia. Presenciamos, cómo los medios de comunicaciónformales y los partidos naufragan, y ya resultaron inútiles como contrapesos. Se desmantela al poder Judicial, y ya estamos ante el gobierno de un solo hombre. Con un presidente egoísta, que nos llenó de un millón de muertos en exceso, pero que está lleno de poder. Andrés Manuel se muestra satisfecho con la destrucción del sistema sociopolítico, que costó décadas construir. Y que, ahora, insiste en sustituirlo por su proyecto de poder.
Así, vemos a los ciudadanos apáticos consumiendo dinero regalado y muchas mentiras. También, vemos a los políticos de siempre, que a veces lucharon por el voto libre, a la mitad de ellos, felices en el poder; y a los demás, más viejos y derrotados.
Será otro México, un país que se encamina a ser otra Venezuela y que se aleja del desarrollo pleno. Uno con gobernantes ambiciosos, insensibles e incapaces. Con gobiernos que no comprenden al mundo del segundo cuarto del siglo 21, que andan tras aumentar sus fortunas y que ni siquiera vislumbran el acelerado desarrollo tecnológico y comercial. Siempre, tan insensibles con los millones de mexicanos tan agobiados por la pobreza, la carestía, la informalidad y la inseguridad.
El régimen morenista está atacando y desplazando a los periodistas, reporteros, intelectuales y comentócratas críticos, mientras recluta a bandas de influencers, que apenas saben hablar y escribir. Ellos, ya son incrustados en los medios formales y son los nuevos jilgueros del régimen, que está diseñado para durar por décadas.
Un régimen construido por un viejo priista, López Obrador, que fundó su propio partido destruyendo al PRD y al PRI. Él es un enamorado del poder. Lo acapara y lo ejerce con dureza. Así, con toda su fuerza, va para consolidar su Cuarta Transformación, va por consolidar los cimientos de su nuevo régimen. Siempre con la vista puesta en la destrucción del neoliberalismo y la restauración de su modelo de país, con un nacionalismo que ya no cabe en el mundo hipercomunicado en todos sentidos.
No hubo progreso ni desarrollo. En estos seis años se creció menos que con Miguel de la Madrid, hace más de 30 años. El tabasqueño acumuló poder y dinero. Distribuyó mentiras y programas sociales. Aunque la inflación se come cada día los apoyos del Bienestar y losaumentos al salario mínimo, eso los vuelve más dependientes.
En el otro frente, las mega obras además de caras e incompletas, costarán miles de millones cada año sostenerlas. Pocas de ellas serán autosuficientes. El país está sobre endeudado por primera vez en décadas y los fideicomisos fueron destruidos y dilapidados.
La primavera democrática se acabó de golpe. Es el fin de una época. La tozudez de Andrés Manuel ganó la guerra. No sabemos si tendremos un país más justo y próspero. El sistema de partidos se agotó y se extingue. Ahora seremos gobernados por los mismos impresentables personajes, exprianistasprd, que mutaron en morenistas. Ahora el bastón de mando lo sostendrá López Obrador. México es un país de pobres, gobernado por miserables. Somos ciudadanos apáticos y poco informados. Perdimos todos. Veremos.