Xóchitl Gálvez, ya es un fenómeno político nacional que crece diariamente, a cada momento. Ya se le percibe, como capaz de enfrentar a cualquiera de las corcholatas que, Andrés Manuel López Obrador, elija, como candidata en la presidencial del 2024. Por lo pronto, la senadora hidalguense, enfrenta y responde al presidente y a sus ataques a lo largo de dos semanas consecutivas. La popularidad de Xóchitl aumenta, y ya es percibida como un peligro para los planes transexenales de López Obrador. Entonces, él la ataca con fiereza, mientras las dirigencias del PRI, PAN y PRD permanecen mudos, paralizados, sin salir en defensa de ella.
Furioso e Implacable, el presidente, persiste en su intento de demoler a la hidalguense y a sus aspiraciones de convertirse en aspirante a la candidatura del frente amplio. Los detractores del tabasqueño, manifiestan que la derrota podría traerles persecuciones políticas a sus colaboradores, e incluso a él. Así, el presidente cae en excesos y ya no le importa. Su proyecto no es ideológico ni moral, es un proyecto de poder y no quiere soltarlo.
El sexenio se acaba y las oportunidades de brillar y cumplir se le agotan. El país navega a la deriva, dividido, mientras la calidad de vida de los mexicanos empeora, el dinero no alcanza. Las promesas no se cumplieron. Los planes se quedaron cortos e incumplidos, las acciones fallaron y sus colaboradores no supieron estar a la altura de los retos. Hay más pobreza, más inseguridad, más informalidad, y menos oportunidades de movilidad social.
Al López Obrador las leyes le estorban, la oposición le molesta. Él concentra el poder, primero ataca y luego se victimiza. Recurre siempre a los mismos pretextos, presume popularidad y superioridad moral, a estas alturas tan desgastada que es casi inexistente.
Su gestión es una máquina de consumir miles de millones en proyectos enormes que van resultando defectuosos. Sus cuentas le fallaron, la corrupción no se detuvo y siempre le falta dinero. Ahora, decenas de sus alfiles y peones son los involucrados.
Ya, casi sin tiempo en el Palacio Nacional, adelanta la sucesión. Ya solamente le queda el discurso engañabobos y movilizachairos. Ya se le percibe como el tipo que tuvo su oportunidad y falló en cumplir sus promesas. Como el presidente que no tuvo respuestas adecuadas a los grandes problemas de un país tan enorme, ha sido un personaje que quedó chico para el México del siglo XXI.
Es así, que, al parecer, el frente opositor ya encontró candidata para intentar derrotar a AMLO y sus corcholatas. Sin embargo, a Xóchitl Gálvez, la dejan sola ante los ataques de Palacio Nacional. Hasta parecen cómplices mudos. Las cosas se ponen intensas e interesante. Veremos.