El arroz, en efecto, ya estaba cocido. El triunfo abrumador de Claudia Sheinbaum no sorprendió a nadie. Semanas antes de las elecciones, los analistas y críticos de la 4T y de Andrés Manuel López Obrador más obcecados empezaron a reconocerlo así a regañadientes. Conforme se acercaba la apertura de casillas y los vientos mantenían su curso siempre favorable a la candidata de Morena, los intelectuales y escritores que en 2020 fundieron las siglas del PAN, PRI y PRD para revertir «la deriva autoritaria» del régimen y «defender la democracia» hicieron un último lance para restarle votos a Sheinbaum y sumárselos a su candidata Xóchitl Gálvez. También ellos perdieron.
Doce días antes de los comicios, cuando la nave opositora ya se había ido a pique, 250 escritores, académicos y políticos, capitaneados por Enrique Krauze, Héctor Aguilar Camín y Jorge Castañeda, publicaron un desplegado a plana entera titulado «Integrantes de la comunidad cultural a favor de Xóchitl Gálvez». El documento repite los argumentos catastrofistas de la carta del 15 de julio de 2020, firmada por ellos y otros de la misma línea anti-AMLO. Entonces propusieron a los partidos y a la sociedad formar una «amplia alianza» para «corregir el rumbo y recuperar el pluralismo político». En el aviso del 22 de mayo justificaban su adhesión a la candidata del PRIAN: «… el Gobierno de López Obrador y su partido pretenden extender la deriva autoritaria durante el próximo sexenio. (…) Ello implica la continuidad de la corrupción política (…)».
Si en 2006 el «peligro» para México era AMLO, esta vez se asustó con la amenaza de «una regresión autoritaria». «Frente a la unanimidad gris y autoritaria del obradorismo, apoyamos la pluralidad multicolor de la oposición. Por estar razones llamamos a votar por Xóchitl Gálvez». ¿Pluralidad de tres? ¿No era el PRI el epónimo del autoritarismo y la venalidad? ¿No fue un Gobierno de ese partido quien cometió el «fraude patriótico» en Chihuahua para despojar de la gubernatura a Francisco Barrio (PAN) e imponer a Fernando Baeza?
El diario digital Sin Embargo publicó el 25 de mayo un texto del programa Radicales titulado «La rebelión de los capos». Para Carlos Pérez Ricart, investigador del CIDE, «está muy bien que los intelectuales se pronuncien (…) fuera máscaras (…) hay que decir que no son todos (…) ni es toda la comunidad cultural de México, sino una (…) muy vinculada al PRI y al PAN». Sobre la posición de Krauze, Aguilar y Castañeda, Alejandro Páez Varela, autor del libro La disputa por México, junto con Álvaro Delgado, profundiza: «… a partir de 2018 (…) la fuerza predominante no es con la que ellos simpatizaban (…) hemos visto (a) estos núcleos intelectuales (…) acomodarse al poder (…) son muy cercanos a los núcleos económicos (…) y dominan los núcleos mediáticos (…) nada más que en este caso López Obrador los expulsa del poder (…) de la cama de plumas».
En el desplegado en favor de Gálvez, en efecto, no eran todos los que estaban, ni estaban todos los que eran. El 24 de mayo, más de 900 intelectuales, académicos, científicos y artistas simpatizantes Sheinbaum dieron un mentís al grupo de Krauze. «La democracia seguirá fortaleciéndose con la siguiente etapa de la transformación. Ganaremos las elecciones, libre y democráticamente (…). La transformación de la vida pública nacional que vivimos es producto de un movimiento profundo, amplio, plural, que surge de las luchas por la democracia y la justicia en México», advierten previamente. Elena Poniatowska, Premio Cervantes 2013 y una de las figuras más respetadas y queridas en México, firmó el manifiesto. También lo hicieron Ifigenia Martínez, fundadora del PRD junto con Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo, y el historiador Lorenzo Meyer. Ellos también son ganadores.