Israel ha intensificado sus ataques contra Hezbolá en el Líbano, en lo que el primer ministro Benjamín Netanyahu describe como una operación necesaria para “defender a nuestro pueblo” y garantizar el regreso seguro de las comunidades desplazadas en el norte de Israel. Desde hace casi un año, más de 60,000 israelíes han sido evacuados debido a los ataques de Hezbolá, una milicia respaldada por Irán. Según Netanyahu, estos bombardeos son fundamentales para restaurar la seguridad en la región fronteriza y repeler las amenazas que la milicia representa.
Analistas como Sanam Vakil, directora del Programa para Oriente Medio y el Norte de África de Chatham House, indican que, más allá de las declaraciones oficiales, la operación militar responde a varios factores estratégicos. El primero es la necesidad de desconectar los frentes de Gaza y Líbano, dado que Hezbolá ha estado apoyando a Hamás, la organización terrorista responsable de una serie de ataques en Israel el 7 de octubre de 2023. A su vez, Israel busca romper esta colaboración, que ha incrementado la presión militar en sus fronteras.
La historia reciente entre Israel y Hezbolá, marcada por la Segunda Guerra del Líbano en 2006, sigue siendo un tema clave en este conflicto. A pesar de la Resolución 1701 de la ONU, que exigía el desarme de Hezbolá y la retirada de sus tropas del sur del Líbano, la milicia ha fortalecido su arsenal y entrenamiento con el apoyo iraní. Israel, según Vakil, estaría intentando forzar a Hezbolá a cumplir con los términos de esa resolución, lo que subraya la amenaza permanente que representa la organización para la seguridad israelí.
Otra motivación detrás de los ataques en Líbano es, según Vakil, desviar la atención internacional de la situación en Gaza. A casi un año de la guerra en la franja, Israel aún no ha delineado una estrategia clara para salir del conflicto con Hamás, ni ha hecho avances significativos para recuperar a los más de 90 rehenes aún en manos de la organización. La operación en Líbano, por tanto, serviría para mitigar la creciente crítica interna e internacional sobre la falta de una solución viable en Gaza.
Finalmente, la presión interna sobre Netanyahu continúa en aumento. La opinión pública israelí exige avances en las negociaciones para un alto al fuego y la liberación de los rehenes de Hamás. Expertos como Lorenzo Trombetta, analista de Oriente Próximo, destacan que el Gobierno israelí necesita alcanzar un consenso interno que podría venir, en parte, de la estabilización de la situación en el norte de Israel y el retorno de las comunidades desplazadas.