Un indicio de la hipocresía del régimen iraní son los reportes verosímiles de que está haciendo cumplir su código moral supuestamente estricto deteniendo a mujeres y niñas acusadas de abogar por la falta de recato, para luego agredirlas sexualmente.
En un informe devastador sobre la violación de manifestantes por parte de las fuerzas de seguridad, la CNN relataba cómo una mujer de 20 años fue detenida supuestamente por encabezar protestas y más tarde fue llevada por la policía a un hospital de Karaj, temblando con violencia, la cabeza rapada y una hemorragia rectal. La mujer se encuentra ahora de nuevo en prisión.
Human Rights Watch y Amnistía Internacional han documentado cada uno múltiples casos de agresión sexual.
Los relatos de violencia sexual son difíciles de verificar debido a los sentimientos de vergüenza y miedo de las víctimas y la CNN informó que las autoridades a veces graban las agresiones con el fin de chantajear a los manifestantes para que guarden silencio. Lo que está absolutamente claro es que las manifestantes siguen apareciendo muertas.
Pensemos en Nika Shahkarami, una joven de 16 años que quemó en público su velo. Las fuerzas de seguridad la localizaron. Días después, las autoridades anunciaron que había muerto. La autopsia reveló que tenía fracturas en el cráneo, la pelvis, la cadera, los brazos y las piernas.
Así pues, la movilización en Irán no se trata de velos. Se trata de derrocar a un régimen incompetente, corrupto, represivo y brutal.