Las plataformas de hielo flotantes alrededor de la Antártida son vulnerables al calentamiento de la atmósfera y del océano. Debido a que ya flotan en el océano, el nivel del mar no se ve afectado directamente si se pierden. Sin embargo, el nivel del mar puede subir cuando ya no retienen el hielo terrestre en su viaje hacia el océano, y la circulación oceánica se altera cuando se derriten grandes cantidades de agua dulce hasta ahora congelada.