BBC Mundo publicó el 6 de noviembre de 2017 un reportaje de Alberto Nájar titulado «México, la historia secreta de cómo Los Zetas convirtieron a Coahuila en un infierno». La investigación se basa en el estudio de la Clínica de Derechos Humanos de la Facultad de Derecho de la Universidad de Texas. «Entre 2007 y 2013, en Coahuila hubo asesinatos atroces. Cientos de personas fueron despojadas de sus propiedades. Un número desconocido de adolescentes fueron forzados a convertirse en sicarios y más de mil 600 personas desaparecieron. El resultado: una de las peores historias de violencia en su historia. Las consecuencias aún siguen vivas».
Con testimonios presentados en los tribunales de Texas se reconstruyó el infierno. «Pero lo más valioso —dice el informe— es que los interrogatorios permitieron conocer la forma como el cartel, uno de los más violentos de América Latina, estableció un control casi total en varias regiones del estado». En la entrevista con Nájar, el director de la Clínica de Derechos Humanos, Ariel Dulitzky, pone de relieve «un dato poco conocido: en los juicios surgieron datos sobre personas desaparecidas, algunas incluso desde hace varios años». «Pero además de la colaboración de autoridades, la manera más efectiva de controlar parte de Coahuila fue el terror. El caso más conocido fue el asesinato de 300 personas en el pueblo de Allende, entre marzo (…) y abril de 2011. Muchas de las víctimas fueron incineradas en el lugar». Los asesinatos se extendieron a Piedras Negras, Múzquiz y Sabinas, según uno de los testigos.
Nueve días antes de terminar el Gobierno de Rubén Moreira (RM), Sergio Aguayo y Jacobo Dayán, académico e investigador de El Colegio de México, presentaron el informe El Yugo Zeta. Norte de Coahuila 2010-2011. La cárcel de Piedras Negras, señala el estudio, era «un enclave (…) para la organización Zeta porque, a) era un refugio seguro para los jefes Zeta que deseaban esconderse de los federales fuera de la nómina criminal; b) les servía para obtener ingresos vendiendo droga (…), cobrando cuotas para el uso de celdas (…); c) les proporcionaba un lugar discreto y seguro para instalar los compartimientos secretos en los automóviles que llevarían drogas a Estados Unidos; d) servía de base para reclutar sicarios; y, e) era un centro para confinar (…) a los secuestrados y para torturar, ejecutar y desaparecer cadáveres».
El penal fronterizo figuraba entre «los cinco o seis lugares habilitados en Piedras Negras para las ejecuciones y la desaparición de cuerpos», se lee en el capítulo «Campo de ejecución y exterminio». Los demás eran un terreno baldío en el Laguito Mexicano, un basurero municipal y un campo de futbol. Un jefe de cárcel, nombrado por el cartel, describe el procedimiento: «Agarraban los cuerpos sin vida (…) y los depositaban en el suelo. Ya que el cuerpo estaba dentro del tonel comenzaban a ponerle diésel para posteriormente prenderles lumbre (…) cuando se cocinaba a las personas… se iban haciendo chiquitas y se le iba picando con un fierro hasta que no quedaba nada… [luego] se empinaba en tonel para vaciar los residuos en el suelo […] que la mera verdad era muy poco».
Durante la investigación, Aguayo se entrevistó con RM, quien, según algunas fuentes, comparaba su situación con la del presidente Ruiz Cortines, quien ordenó el país tras el sexenio de Miguel Alemán, uno de los más venales. Cual si hubiera sido ajeno al clima de terror vivido en Coahuila en el sexenio de su hermano Humberto y en el propio, RM y Rubén Aguilar, vocero del presidente Vicente Fox, y exasesor del Gobierno de Coahuila, publicaron el libró Jaque mate al crimen organizado. Coahuila: una estrategia multidimensional para la paz (Planeta, 2022), prologado por el excanciller foxista Jorge Castañeda. «Estamos convencidos que la estrategia de “guerra” para enfrentar la violencia y al crimen organizado que siguieron Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto fue un fracaso. También lo es la estrategia de “abrazos, no balazos” que implementa Andrés Manuel López Obrador, pues ha provocado aún mayores niveles de violencia y asesinatos dolosos que en los sexenios anteriores», dice Aguilar. El libro se ha presentado en varias ciudades del país, pero no en Coahuila y menos en la Universidad de Texas.