“Hay que hacer algo para evitar que Morena avance y gane”, plantean sin ambages algunos de los panistas de mayor raigambre en la entidad, que han ocupado la dirigencia estatal de ese partido, además de importantes cargos de representación popular y en la administración pública.Lo dicen ante interlocutores cercanos al PRI, y en tono de apremio, y declarando de entrada que no hay rencores, enojos ni pleitos con el pasado. Su único pleito, dicen, es con López Obrador.
Admiten además que en las elecciones para renovar el Congreso local en 2020, y las alcaldías en 2021, votaron —por primera vez en su vida— a favor del PRI, con todo y que en ambos casos su partido tenía candidatos propios, y pese a que llevan amistad personal con quien en la elección municipal representó a Morena en Saltillo, Armando Guadiana Tijerina.
Lo importante, afirman sin dudar, era cerrarle el paso a Morena.
En ese ánimo están ante la competencia electoral del año próximo, y cuando se les pregunta de la factibilidad de la alianza, la consideran urgente e indispensable, y enfatizan “Ya nada más falta que los pen…. dirigentes del PAN y el PRI dejen de pelearse”.
Son panistas que hicieron historia en la lucha democrática y en la conquista de espacios para su partido, formaron parte de los liderazgos en los mejores momentos para Acción Nacional en la entidad, y sin duda conservan ascendencia sobre la militancia albiazul.
Pues se terminó septiembre y no se han licitado los proyectos de Asociación Público Privada para la construcción de los seis libramientos que se proyectan en las regiones Laguna, Centro y Norte para conformar el Corredor Económico del Norte.
A inicios de julio el secretario de Inversión Pública Productiva, Gerardo Berlanga Gotés, estimaba que para finales de agosto o a más tardar en los primeros días de septiembre se lanzarían las licitaciones, con la expectativa de iniciar las obras en el último trimestre del año.
Para los seis libramientos se requiere de una inversión de mil 400 millones de pesos, que se financiarían bajo el esquema de APP, comprometiendo por nueve años 280 millones de pesos –cada año– de lo que se recaude por el Impuesto Sobre Nóminas.
No se ha informado que se haya avanzado en los pasos que faltaban, luego que desde julio se tenían ya listos los expedientes técnicos, el visto bueno de los comités del Fideicomiso del ISN en cada región, y la prefactibilidad de la Secretaría del Medio Ambiente, con lo que faltaban la aprobación del Comité de Asociaciones Público Privadas y la declaratoria del Ejecutivo para poder licitar.
Y no sólo no se ha sabido de las obras, sino que el propio Gerardo Berlanga no ha tenido actividades públicas desde finales de julio, cuando participó en la reunión Bilateral de Proyectos Carreteros Coahuila-Texas.
Es más, hay quienes incluso afirman, y hasta apuestan, que desde hace semanas Berlanga dejó su cargo.
Poco más de siete millones de pesos le costará a la Comisión Federal de Electricidad movilizar cien mil toneladas de carbón de diseño de la planta Carbón II a la López Portillo en Nava.
Esta semana se emitió el fallo de los tres concursos a los que convocó Comisión para este proyecto, y los tres, que en conjunto representan 7 millones 280 mil pesos, fueron adjudicados a la empresa Shamrock de Monclova, cuyo accionista mayoritario es el empresario Francisco Múzquiz Berumen.
Los contratos son para construir un camino entre las dos termoeléctricas; las maniobras de traslado, y las correspondientes de carga y descarga.
Tiene que recurrir a esto CFE porque no ha podido concretar nuevos contratos de abastecimiento de carbón con estas características. Recordemos que en semanas recientes declaró desiertos en dos ocasiones siete procedimientos por adjudicación directa, pues ninguno de los proveedores que seleccionaron cumple con los requisitos.
Problema que no tendrían si no hubieran cancelado de manera unilateral y caprichosa los contratos que tenían con Micare para el suministro de 6 millones de toneladas al año.
Por lo pronto, se afirma, en las termoeléctricas siguen recurriendo a quemar diésel para seguir generando energía, aunque sin la eficiencia requerida y generando un grave daño ambiental.