Esta semana, el presidente chino Xi Jinping acusó a Occidente de querer contener y reprimir a China. A diferencia de lo que suele ser habitual, mencionó expresamente a Estados Unidos como el país que lidera esa confrontación. Aún no sabemos con qué armas y en qué campo se librará abiertamente, pero la lucha por la hegemonía mundial está ya en marcha. Y según el estupendo ensayo de nuestra portada de hoy, la decidirá el poder de innovación.
El poder de innovación es, según Eric Schmidt, “la capacidad de inventar, adoptar y adaptar nuevas tecnologías”. Schmidt, uno de primeros CEOs de Google, señala la inteligencia artificial, la edición genética y la computación cuántica como los ámbitos decisivos. Y, dice, no está nada claro que Estados Unidos y sus aliados (hola, europeos) vayan a mantener su hegemonía. “Si la necesidad es la madre de la invención, la guerra es la partera de la innovación”, expone Schmidt, en calidad no solo de gurú tecnológico, sino de asesor en materia económica y de seguridad nacional americano, tras una visita a la capital de Ucrania. Su último libro lo firma con Henry Kissinger.
Han cambiado muchas cosas desde que el propio Kissinger, como Secretario de Estado, preparó la histórica visita a China del entonces presidente americano, Richard Nixon, en 1972. Una se mantiene: de nuevo, como durante la Guerra Fría, no solo se enfrentan dos Estados, sino dos sistemas. El que consiga ser más atractivo para el talento se asegurará una decisiva ventaja competitiva: “Si Estados Unidos cierra sus puertas a los inmigrantes talentosos, se arriesga a perder su ventaja en innovación”, asegura Schmidt.