La prevención, las mejoras tecnológicas, la mayor comunicación y la sensibilización social son la clave para disminuir el riesgo de incendios forestales
La meteorología juega un papel fundamental en la actividad de los incendios y saber el contexto atmosférico en el que tienen lugar sirve para prevenir futuros episodios y estudiar con más exactitud temporadas pasadas, apuntan los expertos, como David Montserrat quien es técnico del Servicio de Prevención de Incendios Forestales (SPIF) del Departamento de Acción Climática en España.
Para valorar el peligro de fuego, se deben monitorear los diferentes parámetros de forma ininterrumpida todo el año, como el estado de la vegetación, la pluviometría y el nivel de sequía, la temperatura, la humedad relativa o el viento. Todas estas variables se valoran en conjunto e individualmente y se elabora el Mapa de Peligro.
Para calcular de forma homogénea los incendios forestales desde 1979, en algunos paises, los técnicos han estudiado los fuegos mayores de 0.1 hectáreas. Y para hallar las fechas con mayor peligro, los expertos estudian datos como la humedad relativa, la temperatura, la presión o el viento a unos 1.500 metros de altitud.
Queda mucho trabajo por hacer, avisa David Montserrat: “Hay que seguir trabajando para evitarlos porque la prevención es infinitamente mejor y más barata que apagarlos”. El cambio climático, además, juega en contra y aunque ahora “se compensa con la mejora de la prevención”, esta variable eleva el riesgo de incendios. “A corto plazo, el cambio climático afecta a los incendios: hay más peligro porque con temperaturas más altas, la vegetación está más estresada, lejos de su condición óptima, y todo es más frágil. Quizás en un futuro, cuando la vegetación se haya adaptado a un nuevo clima, el peligro de incendios disminuya, pero este escenario está aún lejos