En los debates, los ataques, las respuestas, o la falta de ellas, marcan a los candidatos ante los electores. En las campañas, las promesas y la propagada negra son los elementos esenciales para ganar la atención de los votantes. En el día a día, a los ciudadanos, les toca lidiar con los problemas para sacar adelante a sus familias. Sin embargo, también, a los coahuilenses, se les presenta la oportunidad de decidir su futuro próximo, votando. A lo largo de los años, nos hemos equivocado muchas veces y acertado en pocas. Son tiempos difíciles. Habrá que votar, aunque sea por el menos peor.
Los debates electorales serán los únicos momentos, en los que los coahuilenses podrán ver a Manolo, Guadiana, Ricardo Mejía y Lenin Pérez, diciéndose cara a cara sus pecados y defectos. Los presentes y los pasados. El saltillense, Jiménez del PRI-PAN-PRD, fue el más atacado por el empresario morenista y por el aspirante del Partido del Trabajo. Al acuñense, Pérez, lo catalogaron como palero del PRI, para quitarle votos a los guindas.
La mega deuda, y las condiciones en las que fue contratada y renegociada, se convirtió en el tema más relevante que tocaron los aspirantes. Llamó la atención que al presidente, Andrés Manuel López Obrador, no le tocaron ataques. En contraste, a los exgobernadores, Humberto y Rubén Moreira, los señalaron en varias ocasiones, por su desempeño durante sus períodos de gobierno.
Manolo estuvo capoteando el temporal, a lo largo del evento. Está poco acostumbrado a la crítica, en una entidad en donde los tricolores son tan consentidos y consecuentados. Sin embargo, sin salirse de sus apuntes, salió bien librado. Los demás intentaron reposicionarse a costa del líder de la contienda, atacándolo sistemáticamente.
Así, Jiménez, el más joven de los tres, mostró aplomo, Guadiana se percibió nervioso, Mejía Berdeja fue intenso, como siempre y Lenin demostró tablas. Ninguno, de los cuatro, tuvo un desempeño brillante. Todos estuvieron en su papel, se comportaron de acuerdo con el personaje que escogieron representar para esta contienda electoral. Los moderadores intentaron lucirse y mostrarse experimentados y enterados; pero, fueron rebasados en varias ocasiones.
No hubo ganador en este debate. Cada vez son menos, los políticos que generan confianza entre los ciudadanos. Los partidos políticos mexicanos se han convertido en corporaciones que trafican con candidaturas, cargos y dinero. Solamente, los beneficiarios de huesos y becas son quienes hablan bien de ellos.
Al llegar las temporadas electorales, los candidatos intentan parecer ciudadanos, cuando han pasado sus carreras comportándose como, casi inaccesibles, “importantes funcionarios”. Por eso, al llegar las campañas, son muy pocos los que conectan con el electorado. En esta ocasión, presenciaremos una elección que se definirá entre el voto de castigo a AMLO o a los 94 años de Priato.
Las encuestas, las bien realizadas, nos dirán en los próximos días si este debate tuvo impactos entre los votantes, y de qué magnitud fueron. Es época de elecciones y traiciones. Las cosas se pondrán más interesantes. La moneda sigue en el aire. Veremos.