Otro día más de éxito para Max Verstappen, que sigue caminando sin oposición hacia un nuevo Mundial. Fue segundo Checo Pérez, mientras que Sainz, que salía desde la pole, logró salvar el día y quedar en el podio por delante de Leclerc.
Lo de siempre. Da igual que no salga desde la pole, no importa que a lo largo de todo el fin de semana no haya marcado el mejor tiempo, ni siquiera que juegue en casa ajena y que haya miles de tifosi en las gradas apoyando a otros. Max Verstappen es el dueño y señor de la Fórmula 1 y cada fin de semana mina un poquito más la moral del resto de sus rivales que piensan en dar la sorpresa.
15 vueltas duraron las esperanzas de Carlos Sainz de poder salir vencedor de Monza. Trató de domar al líder y campeón del Mundial todo lo que pudo, pero las ofensivas del holandés fueron insostenibles y las aspiraciones de Ferrari se fueron al traste.
El momento de entrar en boxes parecía decisivo, pero no cambió nada en el orden de la carrera. Primero paró Sainz y después lo hizo Leclerc, pero tras ambas paradas el español quedó por delante. Eso sí, en el ecuador de la carrera Checo Pérez se metió en esa pelea por la segunda posición y empezó a incomodar seriamente a los Ferrari.
El Gran Premio de Italia se había convertido por completo en una lucha Ferrari – Red Bull. De hecho, las últimas vueltas pasaron a ser una pesadilla para Carlos Sainz, agobiado por la insistencia de Checo Pérez en robarle la segunda posición.
El mexicano cerró el hueco que le separaba del español y a partir de ahí comenzó un acoso similar al que en el inicio de la carrera había hecho su compañero de equipo Max Verstappen. Consiguió Checo adelantar a un Carlos Sainz que iba fuera de ritmo.