Los radicales rompieron la barrera policial para exigir la intervención del Ejército para echar a Lula del poder
Centenares de radicales seguidores del expresidente brasileño Jair Bolsonaro invadieron este domingo el Palacio Presidencial y, anteriormente, las sedes del Congreso, de la Presidencia y del Tribunal Supremo, en Brasilia, exigiendo una intervención militar para echar a Luiz Inácio Lula da Silva del poder, que tomó posesión el 1 de enero.
Los manifestantes golpistas llegaron al corazón del poder en la capital de Brasil desde el Cuartel general del Ejército, donde están acampados desde el día posterior a las elecciones del pasado 30 de octubre, en las que Bolsonaro perdió las elecciones hace dos meses.
En los edificios asaltados rompieron los vidrios y causaron daños en el interior de las sedes de los edificios.
Los campamentos de los bolsonaristas radicales, que se han multiplicado en ciudades de todo el país, comenzaron a ser desmontados el viernes en Belo Horizonte, capital de Minas Gerais, donde ocurrieron algunos disturbios.
El fantasma del Capitolio
El asalto de Brasilia supone un grave desafío para el nuevo presidente, el izquierdista Lula da Silva. El mandatario tenía previsto visitar esta tarde una ciudad del interior del Estado de Sao Paulo, afectada por las intensas lluvias de los últimos días.
El asalto de Brasilia recuerda al perpetrado en el Capitolio de Estados Unidos hace dos años con la diferencia de que el Congreso brasileño no está en sesión, solo retomará sus actividades en febrero.
El área alrededor del Congreso había sido acordonada por las autoridades, tras la llegada de varios autobuses con bolsonaristas, pero los partidarios del expresidente, que se niegan a aceptar la victoria de Lula en las elecciones del pasado octubre, han logrado romper los cordones de seguridad y varias decenas de ellos han subido la rampa de este moderno edificio para ocupar el techo.