La violencia en México se ha concentrado históricamente en los estados donde se produce droga. Sinaloa, Durango, Chihuahua (el triángulo dorado), Guerrero, Jalisco, Michoacán y Tamaulipas son los más atractivos por su ubicación y orografía. Los carteles afincaron allí sus centros de operación y sus emporios con la aquiescencia del Gobierno federal. La campaña del presidente Felipe Calderón contra el flagelo generó efectos perniciosos. Además de volverse más crueles, las organizaciones criminales se multiplicaron e invadieran territorios con la protección de las autoridades locales.
El fenómeno se repite donde la alternancia empieza a suprimir los viejos pactos sin que las nuevas administraciones brinden todavía garantías ni seguridad a la población, ya sea por incompetentes, venales o por ambas cosas. Morena gobierna por primera vez 24 estados; entre ellos los más conflictivos: Guerrero, Sinaloa, Michoacán y Tamaulipas, hasta hace poco en manos del PRI, PRD y PAN. En Zacatecas, el cambio de partido en el poder provocó una de las mayores escaladas de violencia, tendencia que ha empezado a descender.
El acento se pone en las entidades presididas por Morena. Sin embargo, la más violenta de todas es Guanajuato (PAN). Durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, el estado del Bajío rebasó los 24 mil asesinatos dolosos. El Estado de México, a cargo de la morenista Delfina Gómez desde el año pasado, registró 17 mil 500. Baja California, donde el PAN gobernó 35 años consecutivos, contabilizó 16 mil 650; y Chihuahua, cuya autoridad es la panista Maru Campos, 15 mil 400. Michoacán (Morena) y Jalisco (Movimiento Ciudadano) aparecen con 13 mil y 12 mil casos respectivamente (TResearch, 08.10.24).
El hecho de que Morena esté ahora al frente de estados donde la alternancia había sido entre el PRI, PAN y PRD, de ninguna manera exime a los Gobiernos de la 4T de su responsabilidad frente la violencia. La ciudadanía exige resultados. Omar García Harfuch, secretario de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), afirma que el índice de homicidios dolosos (201 mil en el sexenio de AMLO) empezó a contenerse en 2019, y que a partir del año siguiente la tendencia fue a la baja. La percepción de inseguridad disminuyó del 76% al 58%, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), declaró el funcionario a Joaquín López Dóriga. (Radio Fórmula, 29.20.24).
La mitad de los homicidios dolosos se concentra en seis estados. En este sentido, García Harfuch subraya el compromiso de los gobernadores para disminuir los índices de violencia. El 85% de los delitos —arguye— compete al fuero común. En el primer mes del Gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum, Guanajuato se mantuvo como el estado más peligroso del país. De acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, la entidad gobernada por Libia García Muñoz Ledo registró 320 asesinatos intencionales entre el 1 y el 31 de octubre.
En Sinaloa ocurrieron 182 en el mismo periodo. La espiral de violencia en el estado del Pacífico se intensificó tras el secuestro y extradición a Estados Unidos del líder del cartel de Sinaloa, Ismael «el Mayo» Zambada. La traición de los hermanos Ovidio y Joaquín Guzmán López, hijos del Chapo Guzmán, es el telón de fondo de la escalada. El conflicto entre los Gobiernos de México y EE. UU., por el caso, no ha sido resuelto. Querétaro, gobernado por el PAN, era uno de los estados más seguros. La masacre del 9 de noviembre, en el bar «Los Cantaritos», rompió el encanto.