El 13 de julio se conmemoró el 70º aniversario luctuoso de una de las figuras más emblemáticas del arte: Frida Kahlo. Su funeral, como su vida, estuvo lleno de pasión y controversia. La célebre pintora, cuya vida y obra se caracterizaron por una dualidad entre el dolor y la creatividad, dejó una marca indeleble en la historia del arte.
Frida contrajo poliomielitis a los seis años, lo que afectó su físico y marcó su sensibilidad hacia el sufrimiento humano. A los 18, un accidente de tranvía la dejó gravemente herida, lo que consolidó su camino en el arte durante su convalecencia. Su relación tumultuosa con el muralista Diego Rivera influyó profundamente en su obra y en su perspectiva política, abiertamente comunista.
En agosto de 1953, Frida enfrentó la amputación de su pierna derecha debido a la gangrena, un golpe devastador que la llevó a varios intentos de suicidio. Finalmente, el 13 de julio de 1954, Frida falleció en la Casa Azul, oficialmente por una embolia pulmonar, aunque algunos sugieren que pudo ser una muerte inducida.
El funeral de Frida fue un evento nacional, lleno de figuras prominentes del arte y la política mexicana. Velada en el Palacio de Bellas Artes, su cuerpo fue acompañado por una multitud que incluía a Diego Rivera, el expresidente Lázaro Cárdenas y su hijo, así como intelectuales y artistas como David Alfaro Siqueiros y Chavela Vargas, quien confirmó su amorío con Frida años más tarde.
El acto de cubrir su féretro con la bandera comunista causó polémica y la prensa lo calificó de “farsa rusófila”. Andrés Iduarte, director de Bellas Artes en ese momento, fue destituido de su cargo por este incidente.
En el camino hacia su cremación en el Panteón Civil de Dolores, mientras sus restos eran llevados al incinerador, los asistentes cantaron el Himno Nacional y canciones emblemáticas como “La joven guardia” y “La internacional”, además de melodías mexicanas tradicionales.
Adelina Zendejas, periodista presente en el funeral, relató cómo la multitud se abalanzó sobre el cuerpo de Frida, arrancándole anillos en un intento de llevarse algo de ella. Diego Rivera, en su autobiografía, expresó el dolor por su pérdida, llamando al 13 de julio de 1954 el día más trágico de su vida.