La efectividad de la coalición Va por México en elecciones para gobernador es del 15.7%. Ha ganado tres, aunque en Chihuahua no incluyó al PRI, y perdido 16 con Morena y sus aliados. Los gobernadores de Coahuila, Miguel Riquelme, y Estado de México, Alfredo del Mazo, negocian alianzas a escala local para plantar cara al partido del presidente Andrés Manuel López Obrador en los comicios del año próximo. El PRI, el PAN y el PRD reactivaron el frente opositor en el Congreso después de las manifestaciones del 13 de noviembre en defensa del Instituto Nacional Electoral. Empero, en la cúpula de Acción Nacional todavía existe reticencia para negociar pactos electorales con el líder priista Alejandro Moreno.
La hegemonía del PRI en ambas entidades corre peligro sin coalición, de acuerdo con las intenciones de voto. En Coahuila, el aspirante a la gubernatura mejor posicionado de ese partido es el secretario de Desarrollo Social, Manolo Jiménez, y en Estado de México, el panista Enrique Vargas, exalcalde de Huixquilucan y actual diputado local (Massive Caller). Del Mazo apresuró el destape de su exsecretaria de Desarrollo Económico y también legisladora del Congreso mexiquense, Alejandra del Moral. Sin embargo, el PAN presiona para que Vargas sea el candidato del bloque.
Para despejar el camino hacia una alianza con el PAN, el Congreso de Coahuila aprobó la iniciativa de Riquelme para reformar la Constitución y crear la figura de Gobiernos de coalición. El PRI necesita a los votantes de Acción Nacional para ganar unas elecciones que antes de la designación de Armado Guadiana como coordinador de la 4T estaban empatadas, según los sondeos. El líder del PRI, Rodrigo Fuentes, y las presidentas del PAN, Elisa Maldonado, y del PRD, Thelma Guajardo, han sostenido reuniones para definir las bases del frente.
Riquelme ha declarado que el PRI nombrará candidato en un proceso interno, el cual dirimirá las diferencias entre quienes manifiestan interés en sucederle. Además de Jiménez, baraja al diputado federal Jericó Abramo y al alcalde de Torreón, Román Alberto Cepeda. En las mediciones de Massive Caller, el exsenador panista Guillermo Anaya ocupa el segundo lugar de las preferencias para encabezar la coalición PRI-PAN-PRD (12.4%), después de Jiménez (52.8%). Anaya ha estado fuera de los reflectores en los últimos años. Su posición en los sondeos lo explica haber sido candidato al Gobierno en las dos elecciones previas.
Una encuesta de El Universal,publicada el 13 de noviembre, advertía que el aspirante de Morena más competitivo y con mayor opinión positiva (29%) era el subsecretario de Seguridad Pública, Ricardo Mejía. El exdiputado panista Luis Fernando Salazar registraba el 19% y el senador Armando Guadiana, el 13%. Si los candidatos fueran Mejía y Jiménez, por la alianza PRI-PAN-PRD, la pesquisa arrojaba un virtual empate. La intención de voto por Mejía era del 45.3% y por Jiménez, del 44.8%.
Si los candidatos fueran Jiménez y Guadiana, la coalición ganaría por un margen de 17%, dice la encuesta elaborada por Carlos Penna Charolet. Las precampañas para la gubernatura iniciarán el 14 de enero. De haberse decantado Morena por Mejía, Coahuila habría vivido las elecciones más reñidas de su historia. Las principales fuerzas políticas jamás habían iniciado la carrera en empate técnico. Riquelme parece haber conjurado el riesgo de fractura en el PRI. En Morena, en cambio, es inevitable. En Durango pasó lo mismo: el senador José Ramón Enriquez tenía base social, pero se postuló a una mala candidata, Marina Vitela, y la alianza PRI-PAN-PRD se hizo con el poder.