Por Clara Geliot
Este viernes por la noche, la más internacional de nuestras actrices sube las escaleras del Festival de Cine de Cannes en Chanel, del que es musa, para presentar una de las películas francesas en competición: «Brother and Sister», de Arnaud Desplechin.
Junto con Victor Hugo, el Château Margaux, la chaquetita negra de Chanel y el Louvre, Marion Cotillard se ha convertido en uno de los símbolos de la excelencia francesa. Desde que revivió a Édith Piaf en la época de la película de Dahan y ganó, de paso, un Oscar de manos de Forest Whitaker -a quien el Festival de Cine de Cannes otorgó este martes una palma de oro honorífica-, la actriz ha no ha dejado de ser codiciado por cineastas de todo el mundo.