El telescopio espacial europeo para mapear la esquiva materia oscura del universo muestra sus primeros resultados científicos acompañados de diez artículos de investigación
Planetas errantes que flotan por el Universo sin una estrella sobre la que girar. Estrellas huérfanas arrancadas de su vecindario cósmico de forma violenta por galaxias cercanas, creando un ‘halo fantasmal’. También cúmulos y viveros estelares, galaxias enanas, lentes gravitacionales… Y, la ‘nada’. O al menos ante nuestros ojos, porque la materia oscura, que forma el 85% de nuestro cosmos es eso, invisible. Ver todo esto, lo visible y lo oculto, es el objetivo de la misión Euclid, el telescopio espacial europeo único en su clase y que ahora nos muestra sus primeras imágenes científicas que, de momento, ya han dado lugar a diez estudios científicos que se publicarán en los próximos meses
«Cuando vi por primera vez las imágenes fue muy, muy emocionante», relata a ABC Caroll Mundel, directora científica de la Agencia Espacial Europea (ESA). «Podías ampliar y ampliar y las imágenes seguían teniendo un nivel de detalle extraordinario». Porque no se trata del telescopio espacial que puede ver más lejos o con mayor resolución (el James Webb es más eficaz en eso), pero sí puede retratar una enorme cantidad del cielo a la vez con una calidad nunca vista. Como dato: tan solo en su primer día de observaciones tras su lanzamiento el pasado mes de julio reveló más de 11 millones de objetos en luz visible y 5 millones más en luz infrarroja. Y en sus tres primeros meses de actividad científica ya ha rastreado 600 grados cuadrados -el espacio que ocuparían unas 3.000 lunas llenas sobre el cielo-, quince veces más espacio del cielo que el Hubble en toda su existencia.
Y esto es solo el principio. Porque la idea es que llegue a 15.000 grados cuadrados, aproximadamente un tercio del cielo que podemos ver. «Son las zonas ‘oscuras’ de nuestro cielo, las que no están iluminadas por la Vía Láctea o por el tránsito del Sol y la Luna», explica a ABC Guillermo Buenadicha, ingeniero del Sistema de Operaciones Científicas de Euclid. «Es como cuando te acercas a un pueblo de noche y ves las luces al fondo, pero se cruza otro vehículo y deja de verla; con las estrellas pasa igual, te tapan lo que hay detrás. por eso son interesantes esos lugares menos iluminados».