La presidenta de la Suprema Corte de Justicia de México, Norma Piña, recibió a EL PAÍS en su oficina para repasar su año y medio en el puesto, la complicada relación con el presidente, y anunciar que ya están trabajando en una respuesta institucional para buscar modificaciones en la reforma judicial propuesta por Morena. Piña subrayó su compromiso y determinación para mejorar la reforma, asegurando que se entregará por completo en este importante proceso.
El punto de quiebre, según comenta en su primera entrevista desde que asumió el cargo, fue la negativa a que la Guardia Nacional quedara bajo mando militar en abril del año pasado. “Ahí se rompió toda comunicación”, señala en una conversación de casi dos horas. La victoria abrumadora de Morena y sus aliados en las elecciones de principios de este mes ha abierto un nuevo y significativo frente: la reforma judicial. El aspecto más controvertido de esta reforma es el despido de más de 1,600 jueces y magistrados, incluida la Corte, para reemplazarlos con cargos elegidos por voto popular. Piña, una jurista experimentada y conocida por sus fuertes convicciones, se muestra optimista sobre una negociación que considera abierta. Además, anuncia que tiene preparada una respuesta institucional a la polémica reforma judicial del presidente, la cual ha resonado en un país con un índice de impunidad superior al 90%.