El presidente de la república establece los tiempos y el terreno. La persecución política contra los adversarios se acelera. Alito Moreno está acabado, políticamente. Alejandro Murat está listo para el relevo en el PRI, bajo la tutela de López Obrador dicen los enterados. El traidor de Oaxaca se apunta también como candidato presidencial. Andrés Manuel quiere exterminar al viejo ex partidazo por dos cosas básicas: por la satisfacción de acabarlo y así pasar a la historia, y también para quitarle potencia a la alianza opositora. Esta alianza es, actualmente, lo único organizado para enfrentar a Morena en el 2023, por el Edomex; y en el 2024, por la Silla del Águila.
En este marco, surgen los ataques sorpresivos contra el expresidente, Enrique Peña Nieto. Estos se dan en un momento difícil para López Obrador, los problemas se le agolpan y sus excusas están gastadas de tanto usarlas. Es una realidad, que la transformación prometida no avanza en casi ninguno de los frentes y su gobierno fracasa. Incluso, va más lenta que la acelerada conquista de gobiernos y congresos estatales; lo mismo que de las presidencias municipales a lo largo y ancho del país.
Las agresiones mediáticas, que generan desprestigio, odio y repudio, han sido una de las armas favoritas del Peje. Él las usa sistemáticamente, así alimenta a sus seguidores fieles y neutraliza a los ciudadanos hostiles. El PRI difícilmente volverá al poder. Se percibe muy difícil que conserve el Estado de México. Va muy abajo en las encuestas serias. Coahuila, podría ser la única elección con posibilidades de ganarse en el futuro próximo para el viejo partido.
De esta forma, se calienta la batalla por el 2023 en el Edomex. El presidente, decidió desgastar más la marca PRI y se lanzó sobre el expresidente Enrique Peña Nieto y contra Alejandro Moreno Cárdenas, el dirigente del tricolor, con sendas acusaciones por corrupción. Lo de Peña se quedó en mediático, por el momento, pero se estableció que forma parte de una enorme red de lavado de dinero que funcionó durante su sexenio y que involucra a decenas de miles de millones de pesos desviados a cientos de empresas fantasma, según ha ido descubriendo la Unidad de Inteligencia Financiera, UIF.
Peña, Alito y Alfredo del Mazo Maza están severamente dañados y seguramente preferirían pactar y cruzar un puente de plata. También, dejar atrás su vida política activa como priístas y disfrutar de sus fortunas y tal vez hasta de alguna embajada.
La batalla estratégica es vencer en el Estado de México, por eso el presidente ataca con todo su potencial, en una guerra relámpago. Si la gana, despojaría al tricolor de 300 mil millones anuales de presupuesto estatal y de la posibilidad de mantener una estructura territorial de tres o cuatro millones de votos funcionando. Lo de Coahuila sería mera vanidad o tal vez no.
Para la gubernatura de la Joya de la Corona, Morena tiene 37 por ciento de la intención de voto, mientras PAN y PRI tienen el 17 por ciento cada uno, el MC el 6, el PRD el 1 y el 21 por ciento no contestó. El levantamiento, se hizo a finales de junio del 2022 por Consulta Mitofsky y fue publicada en el diario El Economista del 9 de julio. ¿El PRI podrá reponerse o se convertirá en un partido bisagra? Veremos.