A pesar de que la macroeconomía norteamericana tuvo un comportamiento muy bueno durante el mandato de Joe Biden, la candidata Kamala Harris del partido demócrata no logró ganar las elecciones presidenciales contra Donald Trump, quien como todos sabemos ocupará por segunda ocasión la oficina oval de la Casa Blanca. Y todo parece indicar que la frase “la economía, estúpido” dicha por Bill Clinton en su campaña presidencial de 1992 sigue vigente.
Durante el mandato de Biden la economía norteamericana alcanzó un mínimo histórico en desempleo, pues se crearon 16 millones de nuevos empleos, los norteamericanos viven un fenómeno inflacionario de tan sólo 2.4 por ciento, además de “sortear” de manera muy aceptable la etapa post pandemia, sin olvidar que se evitó una crisis energética que se pudo desatar por la invasión de Rusia a Ucrania, el PIB durante los 4 años de la actual administración creció en promedio 3.2 por ciento, sin embargo, pareciera que no fue la macroeconomía sino la microeconomía lo que decidió la elección presidencial de los Estados Unidos.
Al realizar un comparativo del incremento salarial y de la inflación entre la administración anterior de Trump y la actual de Biden, podemos darnos cuenta de que el bolsillo de los norteamericanos fueron el factor decisivo en la pasada elección presidencial, pues durante la era Biden la inflación fue mayor y los salarios crecieron menos en comparativa con la administración Trump.
En términos reales los norteamericanos sufrieron en sus bolsillos pues a pesar de que los precios de las mercancías no subían demasiado, sus salarios no se elevaron lo suficiente para poder seguir consumiendo lo mismo.
El consumo norteamericano, es decir, las compras que realizan en aquel país, tiene un efecto tanto en su economía como en la mexicana, pues al ser socios y nosotros exportar gran parte de nuestra producción a los Estados Unidos, cuando el consumo de ellos aumenta, el empleo, la inversión y el PIB de nosotros logra crecer, ocasionando también que nuestro consumo aumente.
Los norteamericanos con menores ingresos votaron, en su mayoría, por el candidato Trump, ¿el motivo?, una vez más ,el bolsillo.
Los politólogos al preguntarse, ¿con qué vota el electorado?, la respuesta ha sido por décadas, con el corazón, pareciera que los norteamericanos fueron más racionales que emocionales al votar por su bolsillo y así buscar un cambio, para bien, en su microeconomía. En fin, podemos afirmar que: “es el bolsillo, estúpido”.