Unos diez años antes de que tuviéramos que enfrentar la pandemia del COVID-19, mi amigo José Luis Flores Méndez me pidió que lo trasladara para atender una cita médica con un traumatólogo. No recuerdo el nombre del doctor. Consultaba en una casa al sur de Saltillo, allá por el Mirador. Llegamos a tiempo y mi primera sorpresa es que el médico atendió a mi amigo puntualmente. Los médicos suelen casi siempre hacernos esperar en su antesala. Como que ya es una costumbre del gremio.
El galeno le pidió a José Luis que pasara y a mí, me dijo: “usted viene a consulta conmigo”. Le contesté que era el chofer de su paciente, que no iba a consulta. Me invitó a pasar. Y me pidió que me sentara en una silla que estaba disponible. Él, procedió a atender a su paciente. Luego de que finalizó con mi amigo, me dijo: “acuéstese en esa cama, lo voy a revisar”. Me negué alegando que no iba a que me consultara. Insistió. ¡Acuéstese! Ante la insistencia procedí a acostarme. Me pidió que me quitara los zapatos. Con un estetoscopio me examinó, sin preguntarme nada. Lo colocó en diferentes partes, en mi cabeza, en la espalda, en el pecho, en el estómago, en las piernas y finalmente en las plantas de los pies. Al final me dijo que hacía años había tenido un problema de gastritis y que cuando me ponía horizontal, esto es me acostaba, se me empezaban a poner fríos los pies. Asombrado, le expresé: ¡¡Cierto!! Esa ha sido la primera y única vez que un médico, al ir a consultarme, no me hizo ninguna pregunta sobre mis síntomas, ¿qué sentía?, ¿cuáles eran mis malestares?
Él, había procedido a diagnosticarme sin preguntar cuáles eran mis molestias. Le pregunté en dónde había estudiado. Me dijo que era hijo de padres mexicanos, y que estudió medicina en Estados Unidos de América. Se especializó en medicina interna. Luego en traumatología y había estudiado acupuntura en China. Pero nos aclaró que en donde más y mejor había aprendido era en Vietnam.
Nos contó que estuvo al frente de un hospital en medio de la guerra, donde había que atender a los pacientes bajo esas condiciones de emergencia e improvisación. Eso lo hizo enfrentar de urgencia las situaciones traumáticas con las que llegaban los soldados. Había que atenderlos de inmediato en medio de la guerra. Lo que los obligaba a hacer diagnósticos rápidos y a atender a los soldados con lo que había. Este conflicto bélico sucedió entre 1955 y 1975.
A cincuenta años de distancia, ahora se plantea que debemos ir por una medicina donde el tratamiento de los síntomas pertenezca al pasado. Hoy la medicina debe hacer uso de la biología que utiliza los avances tecnológicos para ofrecer terapias revolucionarias que reviertan las enfermedades que padecemos, alarguen la esperanza de vida conservándonos en buenas condiciones de salud. Hoy en el mundo científico y médico, encontramos revolucionarios hallazgos médicos, así como tecnologías para la prevención y el tratamiento de enfermedades, y suplementos alimentarios inteligentes, que nos permiten un rendimiento más efectivo y contar con una vida más sana y vital.
El libro La fuerza de la vida de Tony Robbins es, en boca de George Church, “una hoja de ruta para que cualquiera pueda maximizar su salud y vitalidad, brindando al lector una visión esperanzadora y convincente del futuro”. Abarca las innovaciones, los inventos y las tecnologías más importantes que están transformando la salud y la medicina en la actualidad. El libro se divide en cinco secciones: 1: La revolución de la fuerza de la vida. Escribe sobre los avances tecnológicos que nos permitirán vivir más saludables y con más vitalidad. 2: Héroes de la revolución de la medicina regenerativa. Delibera sobre las herramientas y tratamientos para curar, transformar y regenerar el cuerpo humano. 3: Muestra las mejores herramientas innovadoras para maximizar nuestra energía, optimizar las hormonas y transformar la vitalidad y la fuerza. 4: Abordar las 6 principales asesinas. Habla de los últimos avances para tratar las enfermedades cardíacas, del cerebro, el cáncer y enfermedades autoinmunes. 5: Longevidad, mentalidad y realización. Trata del poder de la longevidad y de cómo la mente puede sanar nuestro cuerpo. Al final nos convoca a usar y estudiar este libro como una guía para buscar soluciones a nuestras enfermedades.
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