Política y mujer de ciencia, Claudia Sheinbaum ignoró el canto de sirena del frente opositor, de los grupos de interés y de la «comentocracia» adversa a la 4T que la instaban a romper con Andrés Manuel López Obrador para ganar su simpatía. Era una trampa. ¿Cómo cortar amarras con un presidente aprobado por la mayoría de los mexicanos, de cuyo proyecto forma parte y ha ofrecido continuar? AMLO le significaba votos y no el lastre que Enrique Peña y Felipe Calderón fueron para José Antonio Meade y Josefina Vázquez Mota por el descrédito y fracaso de sus respectivos Gobiernos. Sheinbaum asumirá el poder el 1 de octubre legitimada y con mayoría abrumadora en el Congreso y en las gubernaturas. La primera presidenta de México se formó en la academia y en el activismo estudiantil y político.
Científica como las derechistas Margaret Thatcher y Angela Merkel, primeras en ocupar las jefaturas de Gobierno de Reino Unido y Alemania, Sheinbaum se preparó para ser presidenta y tiene claro el país que recibe. Ciudad de México, una de las metrópolis más complejas y pobladas del planeta, puso a prueba su carácter y sus alcances para afrontar desafíos enormes en materia de seguridad y de salud, durante la pandemia de coronavirus. Hombre de símbolos, AMLO planeó la sucesión para entregar la banda presidencial a quien garantiza la consolidación de un proyecto político, económico y social distinto del seguido por el PRI y el PAN en los 36 años previos a su elección en 2018.
La exposición mediática, la cercanía con López Obrador y los resultados de Sheinbaum al frente de CDMX la colocaron desde un principio a la cabeza de las encuestas por más de 20 puntos. Para elaborar el plan de Gobierno 2024-2030, la ahora presidenta electa invitó a perfiles con trayectoria y reconocimiento en los ámbitos académico, político y económico: Juan Ramón de la Fuente, exrector de la UNAM, exsecretario de Salud de Ernesto Zedillo y exrepresentante de México ante la ONU. Arturo Saldívar, expresidente de la Corte; Lorenzo Meyer, historiador, premio de investigación de la Academia Mexicana de Ciencias y miembro emérito del Sistema Nacional de Investigadores.
También figuran Gerardo Esquivel, exgobernador del Banco de México. José Peña Merino, exjefe de la Agencia Digital de Innovación Pública. David Kershenobich, expresidente de la Academia Nacional de Medicina. Jorge Marcial Islas, investigador y académico. Omar García Harfuch, exsecretario de Seguridad Ciudadana de CDMX y nieto de Marcelino García Barragán, exsecretario de la Defensa. Así como Javier Corral, exgobernador de Chihuahua por el PAN.
Del lado femenino incorporó cuadros igualmente valiosos y experimentados: Olga Sánchez Cordero, exministra de la Corte y exsecretaria de Gobernación. Rosaura Ruiz, expresidenta de la Academia Mexicana de Ciencias. Diana Alarcón, doctora en economía por la Universidad de California. Susana Harp, senadora por Oaxaca y cantante. Irma Pineda, poetisa zapoteca y exrepresentante de los pueblos indígenas de América Latina y el Caribe en el Foro permanente de la ONU. Altagracia Gómez Sierra, presidenta de Grupo Empresarial CEO. Violeta Vázquez-Rojas, directora de la revista Cuadernos de Lingüística de El Colegio de México.
México iniciará con Sheinbaum una nueva etapa de renovación, bajo la bandera de la 4T cuya prioridad son los pobres. Los principales retos de la presidenta electa son en seguridad, salud y justicia, pero también deberá reconciliar al país. Su elección representó una mala noticia para quienes buscaban interrumpir el proyecto iniciado por López Obrador, con la intención de recuperar privilegios e influencia en las decisiones del Estado. El ciclo de AMLO terminará el 30 de septiembre y el 1 de octubre empezará el de Sheinbaum. Los augurios son buenos.