Las mujeres que están activas durante la gestación tienen menos riesgo de desarrollar diabetes gestacional o sufrir dolor pélvico, además de mejorar la recuperación postparto. El ejercicio, que tiene que estar adaptado a su rutina, también favorece el desarrollo neurológico del bebé
La inactividad física durante el embarazo se asocia con un mayor riesgo de desarrollar, según explica Morales, diabetes e hipertensión gestacional, diabetes mellitus tipo 2, dolor lumbar y pélvico, mayor tiempo de parto, mayor probabilidad de cesárea y otras enfermedades cardiovasculares. Asimismo, la falta de ejercicio “ralentiza la recuperación de la mujer en el postparto y dificulta recuperar el peso previo con un incremento de riesgo de sobrepeso y obesidad”, agrega Cristina Franco Antonio, matrona y secretaria de la Federación de Asociación de Matronas de España (FAME).
Para evitar esos efectos indeseados, los expertos aconsejan mantenerse activa pero no solo durante el periodo gestacional sino también antes del embarazo. En las mujeres que no han hecho ninguna actividad física antes de quedarse embarazadas es esencial incluirla a lo largo de los nueve meses “manteniendo una actividad física moderada de 150 minutos semanales, repartidos en, al menos, tres días a la semana”, incide la matrona. Además, sería interesante permanecer activa cada día también tras el nacimiento del bebé. “Las primeras semanas será menor hasta la recuperación del parto”, prosigue, “pero poco a poco la mujer debe incorporar de nuevo ese nivel de actividad”.
En relación con el feto, que la madre incorpore el ejercicio durante su embarazo favorece el desarrollo neurológico y reduce el riesgo de obesidad al nacimiento y en la infancia, según explica Morales. En ocasiones, dependiendo del estado en el que se encuentra la embarazada y el feto, hay que adaptar el tipo de ejercicio.