Estos moluscos tienen problemas para reproducirse de forma natural a medida que aumenta la temperatura de los océanos.
México es el mayor exportador de pulpo, donde todavía hay ejemplares suficientes en libertad. Sin embargo, las investigaciones realizadas en el puerto de Sisal, en Yucatán, demuestran que los pulpos son extremadamente sensibles a las fluctuaciones de temperatura y no ponen huevos si el agua está demasiado caliente. Esto puede convertirse en un grave problema a medida que siguen aumentado las temperaturas de los océanos, como cosecuencia del cambio climático.
En la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el biólogo Carlos Rosas Vázquez lleva más de veinte años investigando las condiciones de vida óptimas de los pulpos. A lo largo de los años, Rosas Vázquez y su equipo han conseguido diseñar un alimento específico para el pulpo, así como optimizar las condiciones de luz y temperatura del agua. Asimismo, han creado una pequeña estación de cría.
Los conocimientos científicos obtenidos en este proceso también son útiles para los pescadores locales. Así, mujeres de Yucatán y la UNAM crearon la cooperativa «Moluscos del Mayab», que emplea los conocimientos universitarios en la gestión de una granja comercial de pulpos. Se espera que, si tienen éxito a gran escala, los pescadores puedan liberar octópodos de las granjas en el mar para reponer su número.
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