La Luna gira en torno a la Tierra y esta lo hace en torno al Sol; cuando se produce un alineamiento, literal, entre los tres, tenemos un eclipse
Durante un eclipse de Luna, la Tierra se coloca directamente en medio, entre el Sol y la Luna. Es como cuando Ibai Llanos se puso delante en el momento en que Rosalía le daba un beso a Rauw Alejandro. En la noche del próximo domingo nos colocaremos nosotros, los casi ocho mil millones de personas que estaremos (espero por lo que me toca) en la superficie del planeta Tierra, en línea recta entre el Sol y la Luna.
Solo cuando los tres astros, Sol, Tierra y Luna, están alineados se producen los eclipses y son de Sol cuando es la Luna la que se coloca entre el Sol y la Tierra y de Luna cuando es la Tierra la que oculta la luz del Sol. Esto puede ocurrir en las fases de luna nueva o de luna llena, pero no todos los meses, porque el plano de la órbita de nuestro satélite está inclinado unos 5 grados, lo suficiente para que no tengamos uno de cada al mes.
En el momento de totalidad, la sombra que de la Tierra en la Luna cambiará de color, se volverá oscura, roja, anaranjada, ocre. En realidad, hay tantas posibilidades de colores como durante un amanecer o un atardecer. El color que le veremos a la Luna en el eclipse es incluso más bello cuando sabemos que se debe a la presencia de ese tenue manto de gases que nos permite respirar. Si el planeta no estuviese envuelto, rodeado, de atmósfera, simplemente observaríamos como las tinieblas cubren a Selene.
Afortunadamente, de momento, podemos respirar y los rayos de sol atravesando las decenas de kilómetros, 50 hasta la estratosfera, de gas que nos rodean, son dispersados por las pequeñas partículas presentes en la atmósfera terrestre. Las longitudes de onda más largas, que son las rojas, se filtran y dispersan menos al atravesar más cantidad de material por el mismo efecto que hace que los atardeceres y amaneceres sean rojos, aunque el cielo sea azul durante el día. Además, tenemos que añadir que la luz se refracta, se dobla, del mismo modo que nos parece ver que tenemos la pierna rota cuando la tenemos parcialmente sumergida en el agua. Ningún eclipse es igual porque el color depende de las condiciones de la atmósfera, de la cantidad de polvo, humedad, nubes, en el momento en el que ocurre.