La democracia es difícil de obtener en este país. Los mexicanos tardamos 90 años en construirla y es muy frágil todavía. Hasta el año 2000, con Vicente Fox, llegó la primera alternancia presidencial, luego de 70 años de priismo de todos los estilos y sabores.
En lo local los números son más extremos. Tenemos PRI en el Palacio de Gobierno de Coahuila desde hace 95 años. Hace un lustro estuvo cerca de perder ante el PAN. Ahora, está, claramente, en riesgo de ser derrotado en el 2023. Morena, actualmente es el partido dominante en la entidad, en las encuestas serias, tanto las encargadas por priistas, panistas, morenistas o independientes. Las patito son las que circulan en las redes de los fans de algún partido o candidato; esas, no valen la pena ni verlas.
El desgaste del tricolor se acentuó con la penetración del presidente en la mente de los electores coahuilenses, también por los malos gobernantes prianistas. Aunque, también es cierto que existe un fuerte rechazo a la gestión obradorista. Si el PRI, PAN y PRD forman una alianza podrían ganar la elección coahuilense. Sin embargo, el nuevo gobierno sería de coalición, con tricolores y panistas compartiendo los puestos estatales y el congreso. El de Miguel Riquelme sería el último gobierno totalmente tricolor. Terminaría una etapa en la historia política local.
Una derrota del PRI sacudiría Coahuila hasta sus cimientos. Aun no es posible determinar si el tricolor se convertiría en la segunda o la tercera fuerza estatal. Las élites políticas de la entidad están preocupadas, y por eso buscan consolidar una alianza con los odiados rivales albiazules. Dentro de unos meses, se destapará la guerra sucia y los escándalos de casos de corrupción. Los obradoristas juegan fuerte,
¿Qué clase de gobierno surgiría si Morena gana Coahuila? ¿Y qué clase de gobernador sería para la entidad?
Definitivamente, sería un gobierno subordinado al presidente López Obrador, durante los meses que convivan. Luego, dependería de quien llegue al Palacio Nacional en la elección del 2024. Hasta entonces, el nuevo gobernador tendría oportunidad de plasmar sus visiones, intereses, negocios y deseos por mejorar la calidad de vida de los coahuilenses.
En lo demás, sería una incógnita. Los tres principales aspirantes guindas no provienen de la izquierda. Dos son ex priistas y el otro es ex panista. Todos son políticos profesionales que, como los futbolistas, cambian de camiseta según las oportunidades y su carrera les vayan demandando. México no es un país de ideologías, tampoco de demócratas.
Vienen elecciones y traiciones en Coahuila
Lo malo de la democracia mexicana, es que es muy cara y muchos votos están a disposición del mejor postor. Así, por tierra, las batallas serán feroces entre guindas y tricolores aliancistas. Por aire, circulará principalmente el voto clasemediero no acarreable. El morbo será ver a quién se castiga más, si al presidente y a su partido o al PRI y su larga cadena de gobiernos, buenos, malos y peores. Es época de elecciones y traiciones. Al tricolor le urge la unidad y apartarse de la frivolidad. La reunión entre Jericó y Manolo con el dirigente estatal, Rigo Fuentes, era indispensable.
El priista, Manolo Jiménez ya fue alcalde por cuatro años, tiene experiencia en el poder ejecutivo local y va invicto electoralmente. Luis Fernando Salazar y Armando Guadiana han ganado elecciones estatales para el senado, han sido diputados y cargan derrotas recientes a cuestas; Ricardo Mejía Berdeja, perdió cuando andaba de guerrerense con el MC, buscando la presidencia municipal de Acapulco.
De sus cualidades para el cargo sabemos poco. Manolo, no brilló como presidente municipal de Saltillo, pero se volvió popular. Guadiana, es buen hombre de empresa y sabe hacer millones; Luis Fernando, destaca ahora por hacer músculo y presencia en redes; y Mejía, por presentar los datos de seguridad como le gustan al presidente López Obrador.
Las cosas se ponen interesantes, veremos.