Las oposiciones y los poderes fácticos fallaron al extrapolar los resultados de las elecciones de 2021 en la capital del país y Estado de México, donde ganaron un buen número de alcaldías y diputaciones, a las presidenciales de este año. Dieron por sentado que Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de CDMX, quedaría fuera de la carrera y que la izquierda perdería su principal baluarte. Craso error. La soberbia y obcecación les impidió contemplar el bosque. El PRI, PAN y PRD avanzaron en la Cámara de Diputados y en algunos municipios y capitales locales bajo el paraguas de la coalición Va por México, cual si el país les importara de verdad, pero la alianza Morena-PT-Partido Verde obtuvo las gubernaturas de Sonora, Sinaloa, Baja California, Baja California Sur, Nayarit, Colima, Michoacán, Guerrero, San Luis Potosí, Tlaxcala y Zacatecas.
En la LXIV legislatura, ya con AMLO en el poder, el frente Morena-PT-Encuentro Social representó la primera fuerza política, con 319 diputados, pero le faltaron 15 para tener mayoría calificada (334). El PAN sumó 79, el PRI 49 y el PRD cinco. En las elecciones intermedias, la composición de la Cámara de Diputados, por bloque, cambió: Morena-PT-Verde (Encuentro Social ya no tenía registro) alcanzaron 273 asientos; y el PAN-PRI-PRD, 192. El partido gobernante conservó el control del Congreso, pero entre una legislatura y otra perdió 46 curules. Con ese resultado, y sin tomar en cuenta su fracaso en los estados, los adversarios de López Obrador proyectaron una victoria existente solo en su imaginación y se cruzaron de brazos.
Morena, en cambio, ajustó su maquinaria y reforzó sus estrategias con un doble objetivo: a) recuperar el terreno perdido e incluso ampliarlo; y b) cortarle las alas a la oposición y evidenciar a los grupos de poder. La popularidad de AMLO y la atención de su Gobierno a los grupos sociales, tomados en cuenta por la partidocracia solo en tiempo de elecciones, jugaron un papel clave y acorazaron al presidente frente a las campañas para debilitarlo y crear un clima de miedo. Las embestidas no surtieron efecto, como más tarde se vería en las urnas. El PRI, PAN, PRD y figuras como Claudio X. González subieron la apuesta por el desgaste en vez de retirarse las orejeras y buscar votos fuera de sus círculos.
Morena superó la prueba del 2 de junio. Además de arrasar con Claudia Sheinbaum, obtuvo, por primera vez, junto con los partidos Verde y del Trabajo, mayoría calificada en el Congreso con 364 diputados. La votación del bloque opositor se desplomó, y de los 192 escaños conseguidos en 2021, el PAN, PRI y PRD bajaron a 108. La historia es la misma en el Senado. Los partidos guinda, verde y rojiamarillo tienen 85 asientos, el PAN 22 y el PRI 16. La Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), adversa a AMLO y a la 4T, pide respeto a la pluralidad. Sin embargo, la integración de las cámaras depende de la voluntad ciudadana.
La distribución de diputados y senadores no es cuestión de simpatías o antipatías, personales o de grupo, sino del voto emitido en las casillas. Los legisladores de representación proporcional (plurinominales) se asignan a cada fuerza política de acuerdo con reglas constitucionales —basadas también en los sufragios— y no por presión de los grupos de interés. El presidente López Obrador les dejó claro, en su toma de posesión, que el poder dimana del pueblo y se instituye para su beneficio, no para el de una minoría selecta.