Óscar Flores Tapia cuenta socarronamente en«El señor gobernador» que el secretario de Gobernación, Luis Echeverría, fue quien le «abrió los ojos» sobre el pepel de las élites y el dinero en la política y en las elecciones. En 1958, la oligarquía local lo vetó para la alcaldía de Saltillo. Diecisiete años después, ungido por Echeverría —ya en la presidencia— para la gubernatura, sus opositores lo pasearon a hombros. Cuando en 1981 cayó en desgracia y renunció, los mismos grupos volvieron a darle la espalda. El padrinazgo del gran capital lo pagan los políticos con negocios y contratos. En La Laguna se cuenta que María Luisa Calderón se reunió con peces gordos a efectos de recaudar fondos para la campaña de su hermano Felipe, candidato a la presidencia.
Mientras el PRI dominó la escena política la apuesta era segura, pero a partir de las alternancias el financiamiento incluyó al PAN y al PRD. El dinero no se declara ni se fiscaliza, pero fluye e incluso determina el resultado de elecciones competidas (Peña Nieto recibió al menos 4 millones de dólares de la multinacional brasileña Odebrecht, de acuerdo con declaraciones del exdirector de Pemex, Emilio Lozoya). El pase de charola, según se denomina a la recaudación de fondos, se realiza tête à tête o en grupos reducidos. En 1993 una nota sobre el tema de Francisco Barradas levantó ampolla. El reportero de El Economista desveló que el presidente Carlos Salinas de Gortari encabezó una cena con los principales empresarios del país (Carlos Slim, Alberto Bailleres…) para reunir 75 millones de pesos para la campaña presidencial en puertas. Emilio Azcárraga, dueño de Televisa y «soldado del PRI», habría ofrecido por sí solo la misma cantidad.
En una carta al periodista Andrés Oppenheimer, del diario Miami Herald, el exbanquero Carlos Cabal Peniche se sinceró: «Con el fin de tener éxito como empresario en México, uno tiene que desarrollar… una cooperación pragmática con los candidatos del partido del Gobierno». Cabal fue uno de los beneficiarios de las privatizaciones salinistas. Sin experiencia en el sector, compró Banco Unión y después lo fusionó con Banca Cremi. El empresario yucateco habría aportado alrededor de 20 millones de dólares para las campañas de Luis Donaldo Colosio, Ernesto Zedillo y Roberto Madrazo. La policía lo detuvo el 11 de noviembre en Melbourne, Australia, por los delitos de fraude fiscal, financiero y bancario.
La competencia por fondos para las campañas y la falta de rigor de las autoridades para identificar las fuentes y castigar a partidos y candidatos propició que el financiamiento se abriera también al crimen organizado. En el estudio «El financiamiento ilegal de las campañas políticas en México», Luis Carlos Ugalde, expresidente del Instituto Federal Electoral (IFE) advierte: «Uno de los fenómenos que ha ayudado a detonar la corrupción durante la fase de mayor democracia es el financiamiento ilegal de las campañas políticas. Si un alcalde, gobernador o presidente de la república llega al cargo y debe docenas o centenas de millones de pesos a quienes le dieron fondos para su campaña, no hay forma de que actúe con integridad o imparcialidad».
El académico y político colombiano, Sergio Fajardo, exalcalde de Medellín, exgobernador de Antioquia y varias veces candidato presidencial, resume: «De la forma como se llega al poder, así se gobierna». Si al poder se accede por las élites, para ellas se gobierna; y si es por los carteles, igual. Autor del libro El poder de la decencia, Fajardo impartió en Torreón una conferencia el 24 de septiembre de 2010. «El gobernador Humberto Moreira abandonó el teatro (Nazas) visiblemente molesto», comentó uno de los asistentes. Reconocido todavía hoy por su obra, Flores Tapia murió en la medianía juarista. Sus restos reposan en la Rotonda de los Coahuilenses Ilustres. Los venales aun en vida arden en el infierno.