En política, México tiene una pluralidad viva que no quiere estar bajo el mando de una sola voz, añade.
“En materia política, México es un país donde palpita una pluralidad viva, de manera natural hay diferentes diagnósticos, ideologías, puntos de vista, intereses, incluso sensibilidades distintas que no caben ni quieren hacerlo bajo el manto de un partido, de una sola ideología y mucho menos de una voz”, afirma José Woldenberg a propósito de su libro “Izquierda y democracia”.
El ex consejero presidente del Instituto Federal Electoral (IFE, ahora INE) aborda en su próximo libro editado por Cal y Arena, las recientes reformas electorales que ha vivido el país.
“Hubo entre 1977 y 2014 ocho reformas electorales ¿cuál era el sentido? abrirle paso y construir un entramado institucional y normativo que permitiera la convivencia y la competencia de la diversidad. Las últimas cuatro reformas: 1994, 1996, 2007 y 2014 se buscó y se logró que esas reformas fueran a través del consenso de todos los partidos”, indica.
Woldenberg subraya la palabra “logró” para recordar que las diferentes fuerzas políticas del país se sentaron en la mesa y remodelaron las reglas del juego.
“Hoy hay una reforma político-electoral que ni fue discutida ni consensuada, que si es aprobada va a destruir mucho de lo construido y ya estamos viendo que más que ser las reglas aceptadas por todos, esas reglas van a ser impugnadas por los partidos opositores, por las minorías parlamentarias, por organizaciones civiles y a través del amparo por trabajadores del INE y por ciudadanos”, expresa.
Es decir, añade, “las propias reglas electorales que deberían ser las reglas que cobijen a toda la diversidad, son reglas que están siendo impugnadas porque están siendo impuestas. Lo que se buscó en los últimos años es que esas reglas fueran aceptadas por todos, porque son las reglas del juego”.
Al Plan B, Woldenberg lo define como una propuesta que desfigura y desarma al INE, motivo por el que la ciudadanía demanda a la Suprema Corte declararla inconstitucional.
“No se siguió el procedimiento legislativo adecuado porque muchas de las normas que aparecen en esas leyes violan claramente las disposiciones constitucionales, es decir, ahí está la Corte que puede frenar este intento de regresión autoritaria”, señala.
PUENTES ROTOS
Woldenberg evidencia en el libro que López Obrador quisiera reconstruir un poder como el que tuvieron los presidentes en la década de los 50 y 60 donde el partido del presidente no tenía competencia en las urnas y donde las organizaciones sociales estaban encuadradas en el partido oficial.
“No es el mismo México porque no puede ser el mismo. Si algo pasó en las últimas décadas es que vivimos un proceso de modernización, si se quiere una modernización contrahecha, desigual y excluyente, pero modernización al fin. Eso impactó en todas las áreas del quehacer social, mostró una pluralidad viva”, indica.