Aunque el presidente Lula ha anunciado un plan para aplacar el problema, para erradicar la deforestación necesitará limitar también la minería.
La producción y el tráfico de drogas están devastando el Amazonas. Las alertas las ha confirmado la última semana el Informe Mundial sobre Drogas 2023, en el que la ONU habla de la ‘narcodeforestación’ como la principal amenaza a la mayor selva del planeta, y que podría tener efectos «devastadores» para la región y el resto del planeta.
Esta industria ilegal promueve la tala y la minería ilegales y el tráfico de fauna y flora silvestre, pero también delitos humanos contra las poblaciones indígenas: homicidios, violencia sexual, explotación laboral, desplazamientos forzados y envenenamiento por mercurio. En la zona de las Tres Fronteras, donde se unen Brasil, Colombia y Perú, el contrabando de drogas «probablemente [tiene] una de las concentraciones más densas de grupos de delincuencia organizada del planeta», indica el informe.
En enero de 2023, la llegada al poder de Luiz Inácio Lula da Silva trajo esperanzas de revertir los destrozos que Bolsonaro había permitido los últimos cuatro años. El que ya fuera presidente durante dos mandatos inauguró su tercer legislatura con la promesa de priorizar la lucha medioambiental, y acabar con la deforestación ilegal del Amazonas antes de 2030. Entre enero y mayo, la destrucción de tierras descendió un 31% en comparación con el mismo periodo del año anterior, según el Instituto Nacional de Investigación Espacial de Brasil (INPE).
Sin embargo, los esfuerzos no han sido suficientes para un presidente que ganó con un plan verde y de recuperación ecológica para la Amazonia. Durante los primeros seis meses de su Gobierno, Lula se ha dado un golpe de realidad: la lucha climática no está en el mismo punto que la dejó cuando terminó su segunda legislatura en 2011. Ahora, miles de empresas en todo el mundo demandan minerales vitales para la construcción de artilugios de tecnología de energía verde, de los que se necesitarán tres mil millones de toneladas antes de 2050, según el Banco Mundial.