El lic. Frankestain se ha burlado, maltratado humillado y les ha robado a sus hoy socios aliancistas. Mediante sus fieles emisarios los ha embrujado hasta hacerlos parecer sus títeres; pero al mismo tiempo los reanima para asegurar sus intenciones de no perder la silla de Venustiano.
El punto clave es: ¿hasta qué medida el lic. los va a apretar?. Como enloquecerlos pero sin hacer que colapsen. El lic logró que creyeran en él para lograr su apoyo; pero no deja de burlarse y despreciarlos.
Los zombies albiazules han sido reducidos a su mínima expresión, pero el personaje en cuestión no los va a evaporar; porque sabe que los necesita y también sabe que los muertos vivientes ya no piensan con claridad y se inclinan ante el ilusionista.
De esta manera, es como se relaciona el lic. con los ilusos personajes que ya olvidaron los principios que los vio nacer. Los castiga sin piedad cuando logran un poco de altura. Ahora, es tiempo de avivar su desesperación y mostrarse como su salvador. Porque hizo que se creyeran muertos, ¡pero estaban vivos! aún sin saberlo.
Todo el mundo sabe que al final el lic. Frankestain los va a barrer como basura y entonces y solo entonces dejarán de estar vivos para convertirse en los muertos vivientes de la política coahuilense.