La falta de participación y la resignación de los mexicanos ante las reformas autoritarias de López Obrador auguran un largo periodo de regresión democrática, con un presidente que domina todos los aspectos de la vida política y social.
El presidente dobla la apuesta. Se sabe dominante en la escena nacional e imprime velocidad a las reformas del poder judicial. También, quiere la desaparición de los organismos autónomos; los que sirven de contrapesos, al poder presidencial. Los Ciudadanos, apáticos, como siempre; nos mantenemos al margen de la disputa. No se lucha con intensidad por intentar conservar vigente a la democracia mexicana. Los viejos están resignados, y a los jóvenes no les importa.
Andrés Manuel, construye un régimen autoritario, del que tardaremos décadas en salir. Los caminos democráticos serán cancelados, uno a uno. Retrocederemos, políticamente, cincuenta años y el país no marcha bien. Los billetes, de las Becas del Bienestar, apenas alcanzan para intentar comprar alimentos, medicinas y servicios médicos, mientras la inseguridad arrecia. La carestía invade los hogares. La miseria y la informalidad persisten.Lo mismo, los homicidios.
En seis años, López Obrador, se volvió todo poderoso. Dominará todo: A los tres poderes, a la generación de la opinión pública, a la economía de decenas de millones de hogares; a Morena, su partido, y no tendrá contrapesos. Ni siquiera hay partidos, ni grupos opositores,fuertes. Es evidente, en este momento, que la banda presidencial deberá generar magia, para que la nueva presidenta de México ejerza plenamente su cargo. El tabasqueño es la figura política dominante.
En estos días, las batallas contra la sobrerrepresentación en el congreso se intensifican. Los partidos están ausentes de la agenda mediática en ese tema. La comentocracia, periodistas, medios, intelectuales, columnistas y académicos son quienes participan destacadamente. Son ellos, quienes se enfrentan a los voceros oficialistas que ya inundan los medios y las redes, y que pronto los dominarán.
El periodismo libre irá en declive, en cuanto se instaure el régimen totalitario del obradorismo. Solamente la debilitada Marea Rosa presenta combate, pero pocos medios ya les dan espacios relevantes. Sin embargo, ya es un movimiento muy diezmado, en donde la resignación se impone a la indignación. La pasividad y las ausencias reflejan la magnitud de la derrota que AMLO les propinó, a los opositores, el pasado 2 de junio en la contienda presidencial.
Es evidente que, envueltas por poderes enormes, las ideas dictatoriales se multiplican, el mejor ejemplo es Venezuela. Sin embargo, en el frente externo el tabasqueño es débil y está casi indefenso. Joe Biden, ya no cuida su candidatura personal y ahora va por detener a Donald Trump y a su discurso. La elección estadounidense atrapó a la sucesión mexicana, otra vez somos la piñata. Por lo demás, seremos testigos mudos, convidados de piedra.Veremos.