La ventaja de Claudia Sheinbaum sobre Xóchitl Gálvez es de 17% de acuerdo con la encuesta de Reforma publicada el 28 de agosto. Marcelo Ebrard también vencería a la senadora con licencia, en su caso por 13 puntos. Pese al furor causado por la panista y a la cobertura mediática para inflarla en las encuestas, Beatriz Paredes le pisaba los talones, pero igual perdería. La candidatura de Morena estuvo desde un principio decidida por Sheinbaum, pues siempre superó al exsecretario de Relaciones Exteriores, uno de los mejores cuadros de la 4T. El presidente Andrés Manuel López Obrador está más cerca de transmitirle el poder a uno de los suyos, que a una oposición sin pies ni cabeza.
La virtual unción de Sheinbaum coincide con el quinto informe presidencial, marcado por un triunfalismo sin sustento. Existen avances en materia social (reducción de la pobreza, elevación real del salario y mejoría en el ingreso de los hogares), pero en salud y seguridad hay retrocesos. Contra los augurios catastrofistas, la economía marcha bien y el peso muestra una fortaleza pocas veces vista, pese a los efectos negativos en las exportaciones y en las remesas. No obstante, los niveles de aprobación del presidente López Obrador son altos para un penúltimo año de Gobierno. Peña Nieto, a estas alturas, ya era el mandatario peor calificado de la historia, pese los 60 mil millones de pesos gastados en imagen.
AMLO no es solo uno de los presidentes más poderosos de los últimos tiempos, sino también el más popular. Se le percibe honesto y su estilo de vida no presenta cambios significativos. El líder de la 4T ha afrontado a sus adversarios políticos y a las élites, que siempre lo han visto con recelo, como pocos de sus predecesores. Avanzó en su propósito de cambiar el régimen, combatir los privilegios y separar al poder económico del político. Sin embargo, le faltó tiempo y mayoría calificada en el Congreso para llevar a cabo las reformas electoral y al Poder Judicial, impugnadas en movilizaciones; sobre todo la relacionada con el INE. Asimismo, mantuvo a raya al sindicato de gobernadores de la Alianza Federalista y no cedió a sus presiones. Corresponderá a su sucesora revisar el pacto fiscal.
El presidente iniciará su último año al frente del Poder Ejecutivo con 23 estados gobernados por su partido, incluidos San Luis Potosí y Morelos, electos por las siglas del PVEM y Encuentro Social, pero alineados a la 4T. Tal base le asegura a la candidata de Morena una ventaja considerable de cara a las elecciones presidenciales del 2 de junio próximo. AMLO afrontó, también como ninguno de sus antecesores, el rechazo de amplios sectores de la sociedad, algunas veces movidos por intereses económicos y políticos afectados por un Gobierno dispuesto a recuperar la rectoría económica para el Estado, y no sujetarse a las agendas de los grupos de presión.
López Obrador no será un lastre para Morena ni para su candidata como lo fueron Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña. El nombre de AMLO no estará en la boletas electorales, pero sí en la mente de los electores. Ese influjo hará que legiones de ciudadanos voten para poner fin a la 4T, pero aun así la mayoría, de acuerdo con las encuestas, sufragará para darle a su partido un segundo periodo en la presidencia, consolidar los programas sociales y continuar las reformas iniciadas en 2018. En el frente opositor falta liderazgo y sobra protagonismo. Xóchitl Gálvez está atrapada en un laberinto de intereses. La figura es ella, pero quienes mueven los hilos son otros.