La expresidenta del PRI Dulce María Sauri prevé en Coahuila y Estado de México unas elecciones difíciles —el escenario es «enormemente complejo»—, pero también condiciones para ganar. Gobernadora interina de Yucatán entre 1991 y 1993, Sauri forma parte del bloque de exlíderes priistas que han demandado la renuncia de Alejandro Moreno, su actual dirigente. En el frente anti-Moreno figuran otras dos mujeres: Beatriz Paredes y Claudia Ruiz Massieu, aspirantes a la presidencia de la república. Sin embargo, el candidato de la coalición Va por México lo propondrá el PAN, sea militante o un representante de la sociedad civil.
La corrupción —admite la exsenadora— contribuyó a la debacle del PRI y a la pérdida territorial. Cuando la organización fundada por Calles perdió el poder en 2000, bajo la presidencia de Sauri, gobernaba 21 estados; hoy solo tiene tres. «¿Qué partido político resiste cuando sus gobernadores han estado en la cárcel, cuando asesinaron a su candidato a la gubernatura diez días antes de la elección?», cuestiona en entrevista con Israel Navarro, periodista de Milenio (28.02.23). La política yucateca se refiere a Tamaulipas y a los exgobernadores Tomás Yarrington y Eugenio Hernández. El candidato abatido fue Rodolfo Torre Cantú.
El PRI perdió la gubernatura en 2017 con el panista Francisco Javier García Cabeza de Vaca, cuyo destino podría ser el mismo de Yarrington y Hernández, es decir, la cárcel. El castigo al PAN, después de solo un sexenio en el poder, ocurrió en los comicios del año pasado. Américo Villarreal, de Morena, derrotó al priista César Verástegui, postulado por la coalición Va por Tamaulipas (PRI-PAN-PRD). La alianza tripartita ha fracasado en la mayoría de los estados, pues sólo ha ganado un par y Morena 16. El reto del PRI en Coahuila y Estado de México consiste en revertir esa tendencia para evitar su extinción. Un resultado adverso lo dejaría solo con Durango.
Tamaulipas celebró elecciones extraordinarias el 19 de febrero para sustituir a Faustino López —quien había reemplazado a Villarreal en el Senado—, fallecido el año pasado en un accidente automovilístico junto con su esposa. José Ramón Gómez, candidato de Morena y el PT, arrasó en las urnas: obtuvo casi 430 mil votos contra 151 mil 733 de Imelda Sanmiguel de la coalición Va por México. Para Sauri «es doloroso» que el PRI (23 mil 793 votos) tenga los niveles de votación del Partido Verde (23 mil 764) y esté por debajo del Partido del Trabajo (37 mil 896). El PRI gobernó Tamaulipas 87 años de manera interrumpida. Hoy es la cuarta fuerza política.
La situación en Coahuila es distinta. Si bien el «moreirazo» y los abusos del clan permanecen impunes, el gobernador Miguel Riquelme no ha sido hasta hoy piedra de escándalo y en general tiene una imagen aceptable. La circunstancia favorece a la coalición PRI-PAN-PRD y a su abanderado Manolo Jiménez. Aun así, como advierte Sauri, la elección no será fácil. El factor sorpresa puede venir del PT. Morena ganó la gubernatura de Tamaulipas junto con los partidos Verde y del Trabajo. En Coahuila el partido de la 4T no cuenta con ese apoyo. Armando Guadiana ha empezado con una desventaja importante. El PT, en cambio, disparará su votación, pues su candidato Ricardo Mejía ha empezado a marcar la agenda y a llamar la atención de la prensa nacional. Además, los puentes con el presidente López Obrador siguen abiertos.