El mundo material, hecho de átomos y moléculas, de cosas que podemos tocar y oler, se está disolviendo en un mundo de información, de no-cosas, según observa el filósofo alemán de origen coreano Byung-Chul Han. Unas no-cosas que, aun así, seguimos deseando, comprando y vendiendo, que nos siguen influenciando. El mundo digital cada vez se hibrida de manera más notoria con el que aún consideramos mundo real, hasta el punto de confundirse entre sí, haciendo la existencia cada vez más intangible y fugaz. El último libro del pensador, No-cosas. Quiebras en el mundo de hoy (Taurus), se une a una retahíla de pequeños ensayos en los que este pensador superventas (le han llamado rockstar de la filosofía) ha ido diseccionando minuciosamente las ansiedades que nos produce el capitalismo neoliberal.
Uniendo citas frecuentes a los grandes filósofos y elementos de la cultura popular, los textos de Han transitan desde la que ha llamado la “sociedad del cansancio”, en la que vivimos agotados y deprimidos por las inapelables exigencias de la existencia, hasta al análisis de las nuevas formas de entretenimiento que se nos ofrecen. Desde la psicopolítica, que consigue que los ciudadanos aceptemos rendirnos mansamente a la seducción del sistema, hasta la desaparición del erotismo que Han achaca al narcisismo y exhibicionismo actuales, que campan a sus anchas, por ejemplo, en las redes sociales: la obsesión por uno mismo hace que los demás desaparezcan y el mundo sea un reflejo de nuestra persona. El pensador reivindica la recuperación del contacto íntimo con la cotidianidad —de hecho, es conocido que le gusta cultivar lentamente un jardín, hacer cosas con las manos, el silencio—. Se rebela contra “la desaparición de los rituales” que hace que desaparezca la comunidad y que nos convirtamos en individuos perdidos en sociedades enfermas y crueles.
SERGIO C. FANJUL