El encuentro en Moscú entre Xi Jinping y Vladímir Putin se ha vendido como un «cambio que nadie ha visto en 100 años», pero el análisis es que Rusia depende de China. Y cada día más.
¿Por qué es importante?
En política se mide todo, sobre cuando se sabe que las cámaras de todo el mundo están grabando. Por eso Xi Jinping y Putin escenificaron en Moscú el nacimiento de un nuevo orden mundial entre dos socios leales. Así lo destacó la prensa de ambos países. Sin embargo la realidad es algo distinta, porque los analistas señalan que si hay un claro beneficiado de este escenario, ese es Pekín. Tras la cita entre ambos, que duró un par de días, parece claro que China sigue jugando con toda la baraja y Rusia con solo una carta. Y encima Xi es el crupier.
¿Consecuencias?
La visita a Moscú no será la única cita relevante en la agenda china. Xi ha invitado a Pedro Sánchez a una visita a Pekín con la excusa de celebrar el 50 aniversario de las relaciones diplomáticas entre ambos países. Es una cita ya acordada y que, pese a que Moncloa lo ha vendido así, no será exclusiva: Macron o Meloni también se verán con el mandatario chino en las próximas semanas. Xi se acerca a Europa mientras se aleja de EEUU. Esta semana conocíamos que los flujos comerciales entre ambos han caído un 23%.