Los expertos señalan que las restricciones al tránsito por esta vía marítima a causa de la falta de precipitaciones podrían alterar las cadenas de suministro a nivel mundial.
La ingeniería del Canal, afectada por la sequía
«Lo que se ve hoy día en Panamá es una sequía asociada a diversos fenómenos que se potencian entre sí», dice a DW Yasna Palmeiro, investigadora del Centro de Políticas Públicas de la Universidad Católica de Chile. La experta señala como trasfondo los efectos del cambio climático, agudizados por el fenómeno de El Niño, que han fomentado un aumento de las temperaturas y una disminución de las precipitaciones.
La falta de lluvias ha traído consecuencias para el canal. El lago Gatún está en niveles muy bajos, y de éste depende el complejo sistema de esclusas -que utiliza agua dulce- que permite que grandes cargueros puedan cruzar esta vía interoceánica. Este embalse representa además una fuente de agua crucial para más del 50 por ciento de la población del país, dijo la propia Autoridad del Canal (ACP).
«La gran desventaja del Canal de Panamá respecto a otros como el de Suez es que opera con agua dulce, depende del agua de lluvia y, por tanto, de la evolución del cambio climático», dijo a DW Mar Gámez, abogada experta en derecho mercantil internacional en la consultora RRYP. «Es evidente que si bajan los niveles de agua de zonas como el lago Gatún, el tránsito se tiene que paralizar, por lo menos, parcialmente», señaló.
De hecho, la ACP comunicó que la capacidad diaria de tránsito se limitaría a 32 buques, frente a los 35 o 36 que circulaban previamente, y que el calado del Canal se fijaría en 13,41 metros, una medida que se mantendría «a menos que se produzcan cambios significativos en las condiciones meterológicas», señaló el organismo panameño. A raíz de estas restricciones, el tiempo de espera para continuar la ruta ha aumentado en ambos lados, especialmente para los buques sin reserva, dijo la ACP.
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