Su alianza con Xpeng para acceder a su tecnología de eléctricos puede ser imitada por otras marcas occidentales
El atajo de Volkswagen en China marca una hoja de ruta complicada para sus rivales occidentales. El fabricante de automóviles tiene previsto invertir 700 millones de dólares en el fabricante chino Xpeng para adquirir una participación del 4,99%, y acceder a su tecnología y acelerar el desarrollo de sus propios coches eléctricos. El mercado del país asiático es cada vez más competitivo, por lo que es posible que otros también tengan que trazar una nueva ruta.
La idea surgió de la necesidad. Los modelos estrella impulsados por baterías de VW tuvieron un comienzo lento en China y han tenido dificultades para mantenerse al día, incluso cuando los consumidores del Reino Medio empezaron a interesarse seriamente por los eléctricos. Además, los retrasos en su unidad de software Cariad dificultaron su capacidad para lanzar nuevos productos.
Para un líder mundial como VW, supone una lección de humildad, pero puede resultar rentable. Además de obtener una participación del 5% y un puesto en el consejo, puede utilizar el software de vanguardia de Xpeng, como la conducción asistida, los comandos activados por voz y los sistemas de entretenimiento. También puede desarrollar diseños con la misma estructura subyacente que la firma china usó para su modelo G9, que será más capaz de acomodar estas características que una configuración tradicional. Preparar un nuevo producto para el mercado puede llevar hasta cinco años, pero tras el acuerdo con Xpeng, VW espera lanzar dos nuevos modelos eléctricos antes de 2026.
Es posible que los colegas occidentales de VW piensen que no necesitan seguir sus pasos. Tesla sigue disfrutando de una sólida segunda posición en China, mientras que sus competidores de gama alta, como BMW, aún no se han visto afectados por la misma competencia que afectó a las marcas de volumen de VW.